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Moisés Kaufman, dramaturgo: “La esperanza que tenemos con Trump es que es imbécil e incompetente” | Cultura

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Nacido en Venezuela, en 1961, Moisés Kaufman tiene su residencia en Nueva York desde 1987. Judío descendiente de supervivientes del Holocausto, director de teatro, dramaturgo y fundador de la prestigiosa compañía Tectonic Theater Project, Kaufman ha viajado a Madrid para asistir al estreno oficial de la obra Blaubeeren, coescrita con Amanda Gronich, toda una exploración de la vida cotidiana de los oficiales nazis en el campo de exterminio de Auschwitz, cuya versión en español dirige Sergio Peris-Mencheta. Creador del famoso y exitoso montaje El proyecto Laramie, sobre el asesinato de un estudiante gay en Wyoming en 1998, Kaufman asegura que los homosexuales se sienten amenazados con la llegada de Donald Trump al poder.Pregunta. Estuvo el miércoles en el estreno oficial de Blaubeeren. ¿Qué impresión sacó?Respuesta. Fue muy emocionante. Es un montaje hermosísimo. Normalmente, yo dirijo las obras que escribo, pero hay excepciones como esta. Escribir una obra de teatro es un acto de fe y hay que confiar en la dirección. El Blaubeeren de Sergio me ha fascinado.P. ¿Hay diferencias con la dirigida por usted?R. Totalmente. El montaje es absolutamente diferente y lo que me encanta es que un mismo texto puede ser montado de manera tan distinta y con resultados buenos. P. En esta versión no salen los actores a recibir aplausos. ¿Qué le parece esta idea?R. Al principio no me gustaba mucho, pero viendo el resultado me parece una opción muy digna y acertada. El tema del que trata la obra no es algo que se quiera celebrar y deja espacio para la reflexión.Moisés Kaufman, en Madrid, el 12 de junio.Pablo MongeP. ¿Cómo surgió la idea de hacer teatro a partir de un álbum de fotos?R. Soy hijo de supervivientes del Holocausto y siempre he querido hacer algo sobre este tema. Pensaba que no se podía contar ya más al respecto, pero la inspiración vino tras el descubrimiento de estas fotos inéditas. Ahora estamos en un momento histórico en el que ha habido un vuelco y estudiosos y académicos se han centrado en la investigación de los responsables del Holocausto, en un intento de entender qué fue lo que los llevó a hacer estas barbaridades, como fueron capaces de hacer lo que hicieron. Blaubeeren, centrada en los oficiales de los campos sigue, de alguna manera, ese camino.P. ¿Qué enseñanzas se pueden sacar de las imágenes del ocio de unos oficiales nazis en el campo de exterminio más cruel de la historia?R. Cada espectador sacará sus propias conclusiones. A mí me interesa incidir en la reflexión que hay gente culpable, gente cómplice y gente complaciente. Josef Mengele era culpable, era el que decidía, a la llegada de los trenes, quienes iban a las cámaras de gas y quienes no; las telefonistas de Auschwitz no mataron a nadie, pero eran cómplices, enviaban todos los días un télex a Berlín en el que daban la cifra de los que se enviaban a las cámaras de gas y los que iban a los campos de trabajo, o sea, sabían lo que ocurría, y luego estaban aquellos que vivían en las ciudades y pueblos de alrededor de los campos, que veían lo que estaba pasando, pero no hacían nada. Estos eran los complacientes. Todo esto nos lleva a preguntarnos, en estos momentos tan difíciles y rodeados de conflictos, en qué lugar estamos cada uno de nosotros. ¿Soy culpable, soy cómplice o complaciente? Y si soy complaciente, cuál es mi responsabilidad.P. ¿Qué familiares fallecieron o sobrevivieron al Holocausto?R. Por parte de mi padre, muchos fueron asesinados en campos de concentración. Un tío materno estuvo en el campo de Auschwitz justo cuando fueron tomadas estas fotos, y otros familiares de mi madre también fallecieron.P. Como familiar de supervivientes, ¿qué siente ante este espectáculo?R. Es una sensación de furia absoluta. Hubo muchos momentos, trabajando en los ensayos, viendo las fotos de estos oficiales nazis tocando el acordeón, iluminando un árbol de Navidad o comiendo arándanos [Blaubeeren, en alemán] en un chalé de vacaciones, dentro del campo de concentración, que teníamos que parar, irnos a tomar una cerveza y buscar la distancia necesaria para seguir. Moisés Kaufman, director de teatro y dramaturgo venezolano-estadounidense, en el hotel Room Mate Alba en Madrid, el 12 de junio.Pablo MongeP. ¿Siente que con esta obra rinde un homenaje a sus familiares de Auschwitz?R. Definitivamente. Como ellos no tuvieron tumbas y fueron enterrados en fosas comunes, no hay nada que pueda recordarlos. Esta obra es mi forma de ponerles una tumba con su nombre.P. ¿Estamos en un momento histórico de supremacismo blanco?R. Estamos en un momento realmente peligroso, en el que tantos países están girando a la derecha. Me hace pensar que como raza humana hemos cesado de evolucionar, hemos dejado de crecer, no hemos aprendido nada de lo que la historia nos enseña. Veo a mi alrededor que estamos cometiendo los mismos errores todo el tiempo. Es una visión quizás pesimista. P. ¿A qué cree que se debe el avance de la ultraderecha?R. Cuando surgió internet tuvimos un momento de gran esperanza, porque las democracias funcionan mejor cuanto mayor conocimiento tenga la gente. Entonces pensamos que internet era una manera de que la información, la educación y las buenas ideas llegaran a todo el mundo. Creímos que las democracias llegarían a un nivel mayor de fortaleza y bienestar. Desafortunadamente, ha pasado todo lo contrario. Internet se ha convertido en una cámara de eco donde solo oyes aquello con lo que tú estás de acuerdo. Hemos dejado de creer en la ciencia y la evidencia y, sin conocimientos correctos, los líderes pueden hacer contigo lo que quieran.P. Como judío, ¿qué siente ante las matanzas que están arrasando Gaza?R. Pienso que cuando uno ve las fotos de la obra, que te enseñan un momento tan específico de la historia, nos obliga a pensar en qué haría uno en una situación como esta. Independientemente de lo que cada uno piense sobre lo que está pasando, esta obra te hace asumir una responsabilidad.P. ¿Pero cómo lo vive?R. Lo que vivo de manera terrible es ver como hay tantas cosas que ocurrieron y que se muestran en la obra de teatro. Espero que el público se haga preguntas a sí mismo de cómo asume cada uno de ellos esta situación.P. ¿Somos más intolerantes que nunca contra el diferente?R. Nos hemos vuelto más apáticos. Cada día somos más complacientes.P. ¿Complacientes con lo que ocurre en Gaza también?R. Complacientes con todos los horrores que están ocurriendo en el mundo.P. ¿Cómo se vive hoy en un país con Trump de presidente?R. Donald Trump es la mayor desgracia en la historia de Estados Unidos. Es un momento absolutamente aterrador. Es una persona que llegó al poder democráticamente y no cree en ninguna institución democrática. Los artistas estamos muy asustados porque ha retirado todo el presupuesto al National Endowment for the Arts [Fondo Nacional para las Artes].P. ¿Y cómo venezolano?R. Es muy doloroso ver que se está repitiendo en EE UU lo que yo viví con [Hugo] Chávez, una persona que fue elegida democráticamente y destrozó todas las instituciones democráticas. Es como un déjà vu horrible.P. ¿Se vive con miedo?R. Sí. Con miedo y una incertidumbre horrible.P. La calle parece que empieza a hablar. Las manifestaciones en Los Ángeles se han trasladado también a otras ciudades. ¿Es esperanzador?R. Sí. Hay dos cosas que nos dan motivos de esperanza. Una es la gente que está saliendo en manifestación por las calles y la otra que da esperanza es que Trump, aparte de ser un dictador, es un imbécil y un incompetente. Aunque él quiera transformar la democracia en otra cosa, Trump no tiene ni la inteligencia ni las herramientas para hacerlo.P. ¿Echa de menos a un presidente como Obama, que le concedió la Medalla Nacional de las Artes?R. Todos los días. Obama fue un presidente brillante y con una conciencia democrática y responsable con el pueblo americano en su totalidad. P. Su función El proyecto Laramie giraba en torno a la muerte en 1998 de un estudiante gay en Wyoming. ¿Sigue la persecución a la homosexualidad?R. Sigue. Hay todavía muchos países en los que no solo es ilegal, sino que uno puede ser condenado a la pena de muerte por ser homosexual. En EE UU mucho del odio contra la homosexualidad con la llegada de Trump se ha transformado al odio al mundo trans.P. ¿Qué papel puede jugar el teatro en un mundo tan confuso y violento?R. Aspiro a que el teatro que yo creo provea un espacio donde podemos entrar todos juntos a vernos como seres humanos y tratar de reflexionar sobre el mundo que queremos crear.


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