El Gobierno ha seguido de cerca el periplo del presidente argentino Javier Milei en Washington durante esta semana. Y es que tanto en Palacio Nacional como el la Cancillería querían observar, según deslizan a LPO, cómo trataba el presidente Donald Trump a quien, hoy por hoy, es su principal amigo en la región. En la perspectiva del oficialismo el viaje de Milei fue un desastre: Trump condicionó el respaldo financiero a Argentina -uno más -, a que el peronismo sea derrotado en las elecciones de medio termino, hubo un permanente desdén verbal y gestual hacia Milei que fue registrado por la prensa que cubre la Casa Blanca y las dudas que expresó el ministro de Economía sudamericano José Luis Caputo, que dijo que esperaría al Tesoro para dar cualquier tipo de anuncio, terminaron por cimentar la peor de las impresiones: que Trump si puede se involucra en asuntos internos de otro país y tiene poco registro de cuestiones de soberanía, que para el discurso mexicano son clave. Otro punto crítico: el viaje de Milei tuvo una marcada narrativa anti China, de hecho, así se dijo formalmente, o sea, que Argentina debía distanciarse de su principal socio comercial. Sheinbaum entiende ese reclamo, pero prefiere administrarlo internamente, como realizó el mes pasado con el segmento automotor, y no bajo los dichos de Trump en Washington. Hasta la visita de Milei, las dos situaciones que más consideraba Sheinbaum eran la reunión del pasado febrero de Volodímir Zelenski en el Salón Oval, donde hubo un ataque frontal del vicepresidente JD Vance que descarriló el encuentro, y un poco antes, la cena en Mar-A-Largo de Justin Trudeau, que terminó con Trump diciendo que anexaría Canadá y con el premier anunciando que dejaba el cargo. Milei, Zelenski, Trudeau, a los ojos de Palacio, los tres casos tienen una camino similar: cercanía con Trump, arremetida contra la autonomía del visitante y, por consecuencia, un resultado de Trump como vencedor que se traduce en debilidad interna. Con estos antecedentes es que el Gobierno prefiere una reunión en terreno neutral, como la que iba a tener lugar en el G7 de Canadá el pasado junio pero que se suspendió por la escalada militar de Trump en Irán. El presidente brasilero Lula Da Silva sigue un camino similar: podría reunirse con Trump en Medio Oriente en las próximas semanas o bien una bilateral en la Cumbre de las Américas que tendrá lugar en Republica Dominicana en diciembre, donde Trump todavía no confirma su presencia. Sheinbaum, por su parte, ya informó que no viajará.

La incursión de Milei a la Casa Blanca convence a Claudia de eludir una visita a Trump en Washington
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