El desastre de las inundaciones en Veracruz ha dejado a la gobernadora Rocío Nahle en un momento de alta vulnerabilidad política, según se desprende de encuestas que circulan desde el lunes en el staff presidencial. A los dramas de inseguridad que acumuló en su primer año despachando en Xalapa, los resultados mediocres en términos electorales y los problemas recurrentes en la refinería de Dos Bocas, cuya construcción supervisó, la gobernadora ahora está sacudida por una crisis que la golpea por la falta de prevención frente a las lluvias. Frente a este panorama, Nahle mantiene la aspiración de remover a la fiscal estatal Verónica Hernández y encumbrar a Jennifer Bravo, la esposa de un colaborador de su campaña, el exalcalde de Coatzacoalcos Marcos Theurel. Si bien el argumento en su círculo primario es el de hacer cambios de fondo a la política de seguridad, el motivo original sería el de poder avanzar a fondo contra su antecesor Cuitláhuac García, ubicado en el Gobierno federal y a quien Nahle culpa de parte de sus problemas de gestión. La arremetida más reciente es que Nahle culpa a su antecesor de haber filtrado a la prensa que ella dio de baja las pólizas de seguro que habrían servido en este momento de tragedia. El cambio de fiscal debe pasar por el Congreso local donde quedan en evidencia los diferentes grupos que animan la política morenista de Veracruz, todos enemistados con la gobernadora, desde la familia Yunes hasta el senador Manuel Huerta, alfil de Adán Augusto López Hernández.

La crisis de las lluvias complica los planes de Nahle de cambiar de fiscal y avanzar contra Cuitláhuac
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