Las especies en peligro de extinción o contamos nuestra historia o solo quedará la versión de la historia que cuenten quienes nos extingan. En las noches de verano, a la puerta de casa, en un barrio de viviendas de protección oficial al que se llegaba por un camino de tierra a las afueras de Plasencia (Extremadura) a principios de los años setenta del siglo pasado, yo escuchaba historias contadas por un vecino que sabía contar todas las historias del mundo. Él, silla de enea, los demás, suelo o de pie. Hasta las tantas. Seducidos. La narración es poder. Mi sobrino dice que Israel bombardea Gaza porque los palestinos atacaron antes a Israel, el 7 de octubre de 2023. En su relato no ocurre nada antes del 7 octubre. Página en blanco. No existe 1948, ni 1967. Ni la Nakba, ni 77 años de ocupación colonial. Ni Inglaterra, ni las resoluciones incumplidas de la ONU… El relato de un niño sin memoria. Sin memoria los quiere la Comunidad de Madrid, que amenaza a los centros educativos que explican la ocupación de Israel sobre Palestina. Pero las niñas y los niños siempre hacen preguntas. Y siempre hay maestras, maestros o tías que responden, mientras rabian las consejerías de educación que quisieran a todos amnésicos.Un genocidio es una estrategia de extinción masiva programada. Quien lo ejecutan nunca lo llama genocidio. Y quien lo cuenta tiene que hacer relatos complejos, sin páginas en blanco. Mi vecino nos contaba relatos complejos. Se entretenía en detalles que no tenían nada que ver con nada, pensábamos mientras le escuchábamos. Pero luego, siempre nos terminaba haciendo exclamar: ¡Ah, claro, por eso antes….!Todo estaba tramado de antes. Y todo se entendía después. ¿Ocurrirá así con la trama que asfixia a la universidad pública?El mundo se dirige bien si un 5% de la población maneja el conocimiento y un 95% se conforma con relatos llenos de páginas en blanco. Relatos fáciles para público amnésicoPor ejemplo, relato de la presidenta Ayuso: Las universidades públicas son unas manirrotas, no saben gestionar, les falta mentalidad empresarial. Hay que acabar con esto. Una página en blanco de este relato: el crecimiento de las universidades privadas se sostiene sobre el crecimiento del endeudamiento de las familias, que tienen que solicitar créditos para financiar las carreras de sus hijos e hijas. En cinco años, los préstamos para estudiar han subido un 60% en España. Uno de cada siete créditos solicitados es para estudiar. Otra página en blanco: no se ha creado ninguna universidad pública en España en el siglo XXI, pero se han abierto 46 privadas. No se debe a la ley de la oferta y la demanda, porque es mayoritaria la preferencia por estudiar en la pública. Pero crear universidades privadas es fácil, se les exige menos que a las públicas y el Gobierno de la Comunidad de Madrid las deja pasar aunque les falten requisitos. La amenaza de extinción cae sobre la posibilidad de construir una sociedad menos desigualOtra página en blanco: la Comunidad de Madrid ofrece como crédito a la universidad pública, lo que debiera pagarle por ley. Que se asfixien le parece bien. Con que el 5% de la población se forme adecuadamente en universidades de élite ya es suficiente para que dirija la vida del restante 95%. Además, a ese 95% siempre le queda la opción de endeudarse para pagar un título en un chiringuito. Ayuso no ve razón para financiar con dinero público la carrera universitaria de tanta clase media de la que solo se desea que consuma eficientemente relatos para amnésicos y acepte salarios por debajo del precio medio de un alquiler. Cuando hablamos del 5% frente al 95%, de un 60% de crecimiento de créditos, y de una expansión de la privada frente a una contracción de la pública (en 1995 había 10 privadas frente a 45 públicas y hoy son 46 frente a 50), hablamos de la estructura. La lucha de clases se juega hoy en esas cifras. La amenaza de extinción cae sobre la posibilidad de construir una sociedad menos desigual, donde también la gente que de pequeña vive en calles sin asfaltar pueda ser profesora universitaria un día. La universidad va a la huelga en Madrid los días 26 y 27 de noviembre. No es una huelga solamente por el 1% del PIB para financiación. No es una huelga solamente para demandar que la Comunidad de Madrid cumpla la LOSU. No es una huelga solamente para poder encender la luz en las aulas. Cada una de esas razones por si sola sustentaría una convocatoria de huelga. Es una huelga contra la extinción del artículo dos de la Constitución Española de 1978. Contra la extinción del estado social. Y de toda la tradición del pensamiento político que hizo posible que ese artículo existiera.Concha Mateos es profesora titular de lComunicación Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos.

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