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Israel asesta el enésimo golpe a la diezmada sanidad en Gaza | Internacional

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El hospital Al Ahli forma parte desde este domingo de la larga lista de centros médicos de Gaza cuya invasión o bombardeo por el ejército israelí ha acabado convertida ―por mero efecto repetición― en una nota al pie de página de la guerra iniciada en octubre de 2023. Desde entonces y hasta el pasado enero, la Organización Mundial de la Salud (OMS), perteneciente a la ONU, ha contabilizado más de 654 ataques contra instalaciones de cuidados sanitarios. De los 36 hospitales de Gaza, prácticamente todos están dañados o tienen alguna parte destruida. Poco menos de la mitad opera de forma parcial, convertidos en una suerte de centros de campaña que no paran de recibir heridos, virtualmente sin servicios de especialidad y haciendo de nuevo cábalas sobre sus stocks, por la decisión del Gobierno de Benjamín Netanyahu el pasado 2 de marzo de bloquear toda entrada a Gaza de bienes como alimentos, agua y suministros sanitarios.Las autoridades militares israelíes dieron a las personas que estaban en Al Ahli, en Gaza capital, 20 minutos para evacuarlo. Luego destruyeron el departamento de emergencia, el laboratorio, la maquinaria de rayos X y la farmacia, argumentando ―sin presentar pruebas― que albergaba “un centro de mando y control empleado por Hamás”. Los misiles no causaron muertos, dada la evacuación previa, pero un niño falleció al quedarse sin el acceso al oxígeno que necesitaba. Es uno de los 40 pacientes críticos que “no deberían haber sido movidos”, como subrayó este lunes el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.Antes de la invasión era un pequeño hospital cristiano, pero acabó convertido en el más importante aún operativo del norte de Gaza. Los tres mayores de la zona no lo están. El mayor y más famoso es Al Shifa, porque Israel situaba bajo su superficie un inmenso centro de mando y control de Hamás que nunca apareció. Era el principio de la guerra. Las tropas regresaron en abril de 2024 y dos semanas de cerco concluyeron con arrestos masivos y cáscaras negras en vez de edificios. Igual que el Indonesio en noviembre, que acabó cerrando dos meses más tarde, poco antes de que Netanyahu alcanzase un alto el fuego que acabó rompiendo el mes pasado, para no tener que poner fin a la guerra. El tercero, Kamal Adwán, sigue preparando la reapertura de algunos departamentos, pese al ataque a Al Ahli, según ha subrayado este lunes en un comunicado. Fue asaltado en diciembre por las tropas, que mantienen encarcelado desde entonces a su director, Husam Abu Safiya.La mayoría de los 15 hospitales parcialmente operativos están en el centro y sur del enclave palestino. Uno de ellos es Nasser, en la ciudad de Jan Yunis, que acaba de quedar embutida entre dos corredores militares: Netzarim ―que la desconecta del norte de Gaza e Israel reocupó tras acabar con la tregua― y el recién creado Morag, que la separa de la ciudad de Rafah, de la que el ejército israelí ocupa ya la mitad y ha incluido en la zona que controla con vocación permanente.Impactos de bala en el Hospital Al Nasser de Jan Yunis, en el sur de Gaza, en abril de 2025.Raúl IncertisAllí, en el hospital Nasser, está el anestesista español Raúl Incertis, como voluntario de la pequeña ONG médica canadiense Glia, y recurre a un símil marítimo para ilustrar la situación que vive a diario desde que llegó el pasado miércoles: “Es como achicar agua en una barca llena de agujeros”. Incertis cuenta cómo uno de los días de bombardeos desató en dos ocasiones la alarma de múltiples víctimas. Llegaron de golpe entre 35 y 40 pacientes. “No es la primera vez que trato a heridos de bombardeos, pero aquí es todos los días muchas veces. La UCI está llena y es como la casa de los horrores”, señala por videoconferencia desde el hospital.Incertis aún cuenta con medios para anestesiar (algunos niños han sido operados en Gaza sin anestesia durante la guerra), pero le preocupa el desabastecimiento de provisiones, tras mes y medio de bloqueo israelí a la entrada de material médico. “Al ritmo al que estamos operando, calculo que dentro de un mes notaríamos carencias”, señala. El centro ya aplica protocolos de ahorro: los guantes solo se remplazan cuando se ensucian, los dispositivos de intubación se limpian y cuando se inyecta la mitad de un fármaco a un paciente se usa la otra en quien lo necesita, en vez de tirarlo como se suele hacer.El Ministerio de Sanidad del Gobierno de Hamás en Gaza cifra en un 37% los medicamentos agotados y en un 59% los suministros médicos. Sus datos muestran cero stock del 60% de los considerados fármacos esenciales según los estándares internacionales. Entre ellos, un 99% de los empleados para catéter cardíaco y operaciones a corazón abierto; un 87% para ortopedia, un 45% para riñón y hemodiálisis, y un 42% para emergencias, cirugía y cuidados intensivos.Departamentos clave de los hospitales dependen, además, de generadores eléctricos. Israel mantiene cortada casi toda la electricidad a Gaza desde los primeros días de la guerra. Hace un mes, desconectó la única línea que había reenganchado (la que alimentaba a la desalinizadora de agua) en el marco de su estrategia de forzar a Hamás a aceptar sus términos aplicando castigos colectivos al conjunto de la población.Desmantelamiento sistemáticoEl representante de la OMS para Cisjordania y Gaza, Rik Peeperkorn ―que pasa varias semanas en Gaza cada dos meses para conocer la situación sobre el terreno― intervino el pasado enero por videoconferencia ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Aseguró que los hospitales en funcionamiento tenían una capacidad “muy lejos de lo necesario para lidiar con la abrumadora situación de crisis”: 822 camas. “El sector sanitario de Gaza está siendo sistemáticamente desmantelado y llevado al límite”, con los hospitales convertidos “una y otra vez en campos de batalla”. La mayoría solo provee ya atención básica por una mezcla de “daños, ataques y carencia de medios”, agregó.Buena parte de la atención médica acaba así desplazada a los centros de salud y a los denominados puntos de salud, que intentan cubrir los huecos como pueden. Más de la mitad de los 145 de los primeros y los 360 de los segundos no funcionan ya. Es, en cierto modo, como si solo hubiese urgencias, y médicos y enfermeros atendiesen sin capacidad de derivar, porque la atención especializada es prácticamente inexistente.Lo que en otros contextos sería grave, en este (en el que la malnutrición reina y las enfermedades infecciosas se han disparado) puede marcar la frontera entre la vida y la muerte. La polio reapareció el pasado agosto en Gaza tras 25 años e hizo falta una campaña urgente de vacunación. De los 130 bebés que nacen a diario en Gaza (un 27% de ellos por cesárea), un quinto lo hace prematuramente, con complicaciones o menos peso del deseable, porque sus madres no podían nutrirse adecuadamente durante el embarazo.Intervención médica en el hospital Al Nasser, de Jan Yunis, en el sur de Gaza, en abril de 2025.Raúl IncertisDesde el ataque de Hamás contra Israel en octubre de 2023, los bombardeos israelíes han matado o herido a un 7% (en su mayoría, menores y mujeres) de los más de dos millones de gazatíes. El Ministerio de Sanidad de Gaza ha cifrado este lunes los muertos en casi 51.000 y los heridos, en más de 116.000. Un cuarto de los últimos padece lesiones que le cambiarán la vida, según Naciones Unidas.Una alternativa sería su evacuación médica, pero requiere de los menguantes permisos de las autoridades militares israelíes. El bebé Mustafa Abu Freij, por ejemplo, acaba de llegar a Italia. Su familia llevaba seis meses esperando autorización para que pudiese recibir tratamiento por la herida de bala que sufrió cuando tenía nueve días de vida. Y es solo uno de los 4.500 menores (de un total de 12.000 personas) que necesitarían evacuación médica urgente, calcula la OMS. Las salidas coordinadas y médicas al extranjero llevan desde el principio de la guerra por debajo de las necesidades reales, pero se han quedado en un puñado de decenas mensuales desde mayo de 2024, tras la toma israelí del paso fronterizo de Gaza con Egipto. Al ritmo actual, estimaba Peeperkorn, evacuar a quienes lo necesitan llevaría de cinco a diez años.Más de mil profesionales sanitarios han muerto por ataques israelíes durante la invasión de Gaza. La forma en que lo hicieron 15 el mes pasado (en la jornada más letal para los servicios sanitarios palestinos) causó indignación fuera de Oriente Próximo. Fueron asesinados (algunos, con indicios de ejecución) en tres ataques distintos contra sus ambulancias; y los soldados enterraron sus cuerpos y cubrieron los vehículos. Un vídeo grabado por uno de los sanitarios antes de morir desveló además que el ejército israelí mintió en su versión inicial.


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