Ledicia Costas (Vigo, 46 años) es “del equipo de los niños”, como ella misma se define, porque en su literatura siempre ha buscado dar voz a la infancia y expresar sus inquietudes. Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en su edición de 2015 y la única escritora que ha ganado tres veces el Premio Lazarillo, el reconocimiento más longevo a este género, acaba de recibir por primera vez el Premio Barco de Vapor que otorga la Fundación SM —creado en 1978 para promover la creación literaria destinada a niños y jóvenes— por Feriópolis (SM, 2025). “Hay un vínculo emocional muy importante con este premio porque es la colección de mi infancia y lo he vivido como una especie de recompensa a un montón de años de trabajo”, asegura la autora a EL PAÍS.A través de un viaje en el tren de la bruja, un elemento tan representativo de la infancia, la escritora gallega ofrece un billete para llevar al lector a una feria de fantasía donde todo es gratis, pero donde, también, confluyen niños apartados de la sociedad que solo buscan ser felices. Una novela en la que se abordan temas como el desarraigo, la felicidad y la amistad. Un tipo de literatura, con un final nada convencional, que conecta con lo subversivo, con lo alternativo, como la propia autora explica, y que le ha valido ser una de las voces más representativas de la literatura infantil.Más informaciónPREGUNTA: ¿Por qué eligió un escenario para desarrollar la novela como una feria, donde se juntan emociones tan opuestas como la diversión o el miedo?RESPUESTA. Porque pensé que entrar en una feria y vivir toda esa explosión de emociones, donde todo es sorpresa, todo es maravilla, es bastante parecido a entrar en un libro infantil, donde lo abres y, de repente, estás dentro de una aventura. Yendo a ferias con hijos de amigos o mis sobrinos me di cuenta de que disfrutaban de la feria de la misma manera a como la disfrutaba yo cuando era una niña. Pensé que eran intergeneracionales y me pareció una cosa preciosa.P. La aventura, la incertidumbre, el humor, el miedo… ¿Son espacios a los que los niños les gusta acercarse con la lectura?R. Estoy segura de que sí. El elemento sorpresa de la lectura, que es también el elemento sorpresa cuando vas a una feria, ese concepto de lo inesperado, los niños lo valoran mucho cuando leen. Es algo como que los zarandea. Yo pensaba en ese momento de un niño, una niña, zarandeado por lo que acaba de leer, diciendo: “Esto no puede ser cierto.” Creo que ahí es donde los atrapas y los enganchas a la lectura.P. Los lectores también van a encontrar un final que no es complaciente, que no esconde una moraleja, porque en Feriópolis no hay nada convencional.R. Cada vez huyo más de lo convencional y ni siquiera lo hago de manera premeditada, me sale solo. No me gustan nada las moralejas. Cuando leo un libro que es excesivamente didáctico, que parece que me quiere dirigir, lo rechazo. Para eso ya están los manuales o los libros de texto. La literatura tiene que ser emoción, sorpresa, descubrimiento. Es el tipo de literatura infantil que conecta un poco con lo subversivo. Y con eso me quedo.P. La protagonista, Lola, no es una niña feliz. ¿Es importante que la literatura infantil muestre a los lectores que hay niños que no son felices?R. Hay muchos niños y niñas que están sufriendo la depresión o que están tristes y parece que, en la sociedad actual en la que vivimos, no tienen derecho a la tristeza porque, por imperativo social, tienen que ser felices. A veces, sus circunstancias les impiden ser felices y no pasa nada. Creo que también es de justicia reflejar en un libro historias de niños que no se sienten del todo bien, pero inician ese camino para aspirar a la felicidad o para encontrar momentos de confort.La literatura tiene que ser emoción, sorpresa, descubrimiento, asegura la escritora Ledicia Costas.Westend61 (Getty Images)P. En su literatura siempre se ha preocupado por la infancia, por ponerle voz a los niños.R. Sí, siempre, desde adolescente. Con 16 años escribí la primera novela que me publicaron y ahí no era consciente de que estaba escribiendo literatura infantil y juvenil, que existía esa etiqueta. ¡Soy del equipo de los niños! En concreto, soy del equipo de los niños y las niñas que son diferentes, alternativos, que están en los márgenes, que se salen de lo convencional y necesito darles voz. Mostrarles que ser diferente también implica aprender a comprenderse a uno mismo y encontrar tu lugar en el mundo donde poder encajar. Y si haces una pandilla de niños y niñas que son distintos, es más fácil.P. Lleva muchos años dedicándose a la literatura infantil y juvenil. ¿Cómo han cambiado los lectores en estos años? O, igual, ¿han cambiado las lecturas?R. Creo que, durante el acto de la lectura, a las niñas y los niños les siguen provocando emociones, las mismas cosas que a nosotras cuando teníamos su edad. Creo que lo que ha cambiado es el tipo de oferta que existe. Los niños, delante de un libro, quieren emocionarse, quieren explotar riéndose a carcajadas. Quieren conseguir meterse dentro de la historia de tal manera que parece que lo están viviendo ellos en primera persona. Quieren estar dentro del libro, quedarse a vivir y no salir, y eso es lo que yo intento darles.
Ledicia Costas, escritora: “Hay muchos niños que están tristes y parece que no tienen derecho a estarlo, por imperativo social tienen que ser felices” | Actualidad | Mamas & Papas
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