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Sant Jordi: Calonge, el pueblo del Empordà que ha renacido a golpe de literatura | Escapadas por España | El Viajero

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Ha pasado del olvido al reconocimiento social, del desierto demográfico al impulso turístico. Y todo ello gracias a la literatura. Calonge era un pequeño pueblo de la Costa Brava (Girona) en el que el tejido comercial agonizaba. Hasta que alzó la voz. Y entonces se convirtió en la capital de la palabra. Fue hace cuatro años cuando saltaron las alarmas ante una población que veía esfumarse toda la actividad hacia la línea de costa. Porque Calonge es también Sant Antoni, que a solo tres kilómetros se extiende sobre una bahía abierta al Mediterráneo. Ambos núcleos, el histórico y el marinero, conforman un municipio de la comarca del Baix Empordà, encajado entre Platja d’Aro y Palamós.“A lo largo de la última década, el interior se ha ido vaciando como si la vida se fuera quedando sin relevo generacional”, recuerda Maite Ramos, del Patronato de Turismo. Por eso el Ayuntamiento pensó en una iniciativa para revitalizar esta zona nacida alrededor de un castillo: reactivar la economía a golpe de literatura. Que fueran los libros el reclamo para volver los ojos a Calonge. Así nació Poble dels Llibres, el proyecto que promovía la apertura de librerías con una financiación de 10.000 euros. “En 24 horas recibimos 270 correos”, asegura Ramos, orgullosa de lo que fue el germen del fenómeno que ha transformado la localidad.Más informaciónHoy Calonge no solo cuenta con seis librerías (y una más en Sant Antoni) sino que, además, es oficialmente una booktown (ciudad del libro) que sigue el modelo de Urueña, en Valladolid, y de otras metrópolis en el Reino Unido, Francia, Alemania o Noruega consagradas a fomentar el turismo cultural.Meritxell Ral, en su librería Rals, en Calonge.Cristina CandelNuevos hoteles y restaurantesAhora que se acerca Sant Jordi y el Día Internacional del Libro, el próximo 23 de abril, Calonge se prepara para una celebración en la que la previsión es batir récord de asistencia, después de unos años en los que, al fin, parece situarse en el mapa turístico. Estas librerías han sido todo un revulsivo para el pueblo, que ha logrado renacer con un efecto llamada en el que están floreciendo todo tipo de infraestructuras. Hoteles como Terra de Vents, en una casa decimonónica restaurada, y restaurantes como Can Muni (Carrer Major, 7), de cocina tradicional ampurdanesa, reivindican que este núcleo de 12.000 habitantes puede ser un bonito oasis en la masificada Costa Brava.“De pronto hay un interés por descubrir las bondades de Calonge y, ya de paso, llevarse algún libro”, explica Meritxel Ral, que ya había trabajado en La Central de Barcelona y ahora ha cumplido el sueño de abrir aquí su propia librería, Rals Llibres. Es la única de carácter generalista junto a Espai Libelista, que tiene un patio con un limonero al que se puede ir a tomar algo. El resto son librerías especializadas en disciplinas tan variopintas como la historia, el cómic o la literatura de viajes. En La Fàbrica, además de encontrar partituras, manuales para tocar instrumentos y biografías de músicos ilustres, se puede asistir a conciertos organizados por Lidia Lobato, que es una librera-cantante. Y en La Botiga dels Fils, entre telas, botones, lanas y libros de costura, se imparten cursos todas las tardes para aprender a tricotar.El interior de Espai Libelista, en la localidad de Calonge.Cristina CandelLibros que maridan con vinoQuienes viven aquí sostienen que Calonge ha cambiado mucho en este tiempo. Hay un cierto movimiento, locales en construcción, fachadas que se adecentan. Y turistas despistados que preguntan por el castillo, documentado en 1019, que guarda entre sus murallas almenadas un patio de armas al que llaman la cajita de música. En este lugar, del que Montserrat Caballé alabó su impecable acústica, hoy se celebran conciertos, exposiciones de arte y mercadillos medievales.El castillo de Calongue, documentado en 1019.Cristina CandelY es que, antes de convertirse en booktown, ya existía en este municipio una histórica tradición cultural. Especialmente ligada a la música, como atestigua el mural de la plaza Mayor pintado en 2014 por Carles Arola, en el que, junto a otros compositores locales, aparece Ricard Viladesau, el maestro de la sardana nacido aquí en 1918. Al lado, otro mural del mismo autor retrata a personalidades anónimas. Entre ellas, curiosamente, La Ramona, que llegó a regentar la primera librería del pueblo.El mural de Carles Arola en la plaza Mayor de Calonge. Cristina CandelEs esta conexión con la cultura la que lleva a la villa a desarrollar una inusitada agenda de eventos. Al hilo de las nuevas librerías se organizan a menudo conferencias, recitales de poesía y presentaciones de libros. Hasta los restaurantes se suman a esta tendencia ofreciendo menús literarios, que recuerdan que el otro reclamo del lugar reside en la buena mesa y, concretamente, en los buenos vinos. Calonge, que alberga el Centro de Gastronomía y Vino al lado de la capilla del Carmen, se jacta de ser una tierra con dos vinos: el de la D.O. Empordà y el de los payeses, que preservan la elaboración ancestral en las propias casas para consumo familiar. Una producción muy especial en la que se emplean variedades prefiloxéricas que son únicas en el mundo. En noviembre, con la Fiesta del Vino Nuevo, tiene lugar la apertura de las barricas en el casco histórico, acompañada de una cata popular, un mercado y música por las calles. No faltan, claro, ciclos como el del Vino en verso para constatar el maridaje perfecto de la literatura con el néctar de Baco.


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