Pese a las medidas adoptadas por el Gobierno nacional para reducir la violencia atribuida al grupo armado de las disidencias del Estado Mayor de los Bloques y Frente (EMBF), comandadas por Alexander Díaz Mendoza, alias Calarcá, estas no lograron un efectro positivo, sino lo contrario: las confrontaciones armadas se intensificaron durante los periodos de cese al fuego acordado, especialmente en Catatumbo. Entre el inicio del cese bilateral del fuego —pactado por nueve meses— desde junio de 2024 a marzo de este año, y la posterior declaratoria de cese unilateral de operaciones ofensivas de la Fuerza Pública por un mes adicional, hasta el 18 de mayo, se reportó un incremento sostenido de hechos violentos con participación del EMBF, de acuerdo con un informe del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, Cerac.Durante el cese bilateral, se registraron 35 muertes asociadas a esa agrupación, lo que representa un aumento del 21%, con respecto a los nueve meses anteriores al cese al fuego, cuando hubo 26, señaló la organización. Las víctimas fatales más afectadas fueron civiles, miembros de la Fuerza Pública y combatientes del ‘clan del Golfo’, en ese orden.Eln señala al Frente 33 del ataque con drones en el que fue asesinado un menor en Catatumbo Foto:Archivo ParticularAdemás, los combates con participación del EMBF se duplicaron respecto al periodo de los nueve meses anteriores a la medida. “El 63% de estos enfrentamientos correspondieron a disputas entre el Eln y el Frente 33, una de las estructuras que hace parte de esta agrupación armada emergente que delinquen en la región del Catatumbo”.Pese al agravamiento del panorama de seguridad, la única reducción observada fue en el número de acciones ofensivas directas del grupo armado, que descendieron un 12%.Sin embargo, la tendencia al alza continuó incluso después del cese bilateral. Durante el mes de cese unilateral por parte del Estado, las muertes vinculadas a estas disidencias se duplicaron en comparación con el promedio mensual del periodo anterior, evidenciando una escalada sostenida en los niveles de violencia.Parte de la tropa desplegada en Catatumbo. Foto:EjércitoEs decir, que los datos ponen en entredicho la efectividad de las pausas armadas como herramienta para la desescalada del conflicto, en un contexto en el que los grupos armados ilegales continúan disputando control territorial y rutas estratégicas.De hecho, ha sido la región del Catatumbo donde más se han intensificado las acciones armadas de este grupo disidente, las cuales han tenido su punto más álgido desde el pasado 16 de enero, fecha en la que se inició la peor crisis humanitaria y de orden público que haya registrado esa región de Norte de Santander en décadas.Redacción JusticiaJusticia@eltiempo.comMás noticias de Justicia:
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