Hace algo más de 20 años, la investigación con células madre ofrecía resultados que parecían el inicio de una revolución frente a la enfermedad y el envejecimiento. Estas células, que aún no se han especializado y mantienen el potencial de convertirse en cualquier tejido del cuerpo, eran la promesa de una verdadera medicina regenerativa. Pero la realidad era más complicada. El riesgo de que produjesen tumores, la dificultad para que se convirtiesen en las células deseadas o que se integrasen en los tejidos para renovarlos obligaron a olvidar la idea de que se trataba de una panacea universal inmediata para continuar con unas expectativas más realistas.Pero el mercado siempre ofrece sueños a quienes están dispuestos a creer y en el escaparate infinito de Amazon, entre vitaminas para mejorar la inmunidad o cápsulas que estimulan el colágeno, abunda otra familia de productos milagro: los suplementos de células madre. No contienen células madre, por supuesto, pero eso no impide que prometan estimularlas, regenerarlas o multiplicarlas en el cuerpo. Un grupo de investigadores canadienses, del Instituto de Derecho de la Salud de la Universidad de Alberta en Edmonton, ha analizado 184 de estos productos de 133 empresas distintas y ha comprobado que, detrás de su retórica científica, hay un esfuerzo sibilino para esquivar la regulación.Más informaciónEl estudio, publicado recientemente en la revista Stem Cell Reports, muestra cómo los vendedores de estos suplementos aprovechan un vacío legal que permite lanzar mensajes de salud ambiguos sin necesidad de demostrar su eficacia. Las etiquetas no hablan de curar ni de prevenir enfermedades —algo que la ley prohíbe—, pero sí de “apoyar la salud cerebral”, “promover la energía celular” o “favorecer un envejecimiento saludable”. Verbos inocentes que, combinados con expresiones como “clínicamente testado” o “basado en ciencia puntera”, generan una ilusión de rigor científico. En esa ambigüedad está su eficacia. En Estados Unidos y Canadá, las autoridades sanitarias permiten lo que llaman structure/function claims: afirmaciones vagas que vinculan un producto con el bienestar general, sin exigir pruebas clínicas concretas. Por ese agujero legal se cuelan la mayoría de estos suplementos.Más del 40% de los productos analizados mencionaban explícitamente la ciencia o la evidencia científica y un 35,3% incluía referencias a profesionales sanitarios para reforzar el aura de legitimidad. Este tipo de lenguaje “genera en el consumidor la impresión de que existe un amplio respaldo científico, lo que contrasta con el estado actual de las terapias con células madre”, advierte el estudio.El negocio aprovecha una mezcla de abuso del prestigio de la ciencia como fuente de productos fiables y un lenguaje ambiguo que permite escapar a las trabas legales. Los productos que analiza el equipo de Alberta se venden con un lenguaje vago y no causal, con verbos como apoya, promueve o fortalece, un tipo de afirmaciones que están permitidas en legislaciones como la estadounidense o la canadiense para productos de bajo riesgo, a diferencia de las afirmaciones médicas directas, que requieren pruebas sólidas obtenidas en ensayos clínicos.La estrategia funciona porque la regulación en Estados Unidos y Canadá apenas exige pruebas de seguridad o eficacia antes de que un suplemento llegue al mercado. En teoría, los organismos públicos pueden sancionar la publicidad engañosa, pero su capacidad de vigilancia es mínima. Solo en EE UU se estima que hay más de 100 000 suplementos activos en circulación. En la práctica, basta con incluir una frase exculpatoria —“Estas afirmaciones no han sido evaluadas por la FDA”— para convertir la pseudociencia en legal. En Canadá, es necesario obtener una licencia de Health Canada, pero una auditoría de 2021 encontró que el organismo “no hizo lo suficiente para evitar que se proporcionara información deficiente a los consumidores”.En España, toda afirmación relacionada con la salud debe estar autorizada previamente por la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) o la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios), pero, en la práctica, la aplicación de la ley en internet es débil y el mismo tipo de lenguaje que denuncian los autores del estudio se puede ver en productos con la palabra células madre en la etiqueta que se venden en la web de Amazon.es.Los autores del trabajo, encabezados por Alessandro Marcon y Timothy Caulfield, advierten de que la confusión que señalan no solo perjudica a los consumidores, sino que también erosiona la confianza en la investigación sobre células madre. “Vender productos sin base biológica bajo el nombre de células madre es una forma de marketing que explota el prestigio de la biotecnología”, concluyen.

“Basado en ciencia puntera”: estas son las prácticas engañosas con que se venden en Amazon suplementos de células madre | Salud y bienestar
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