Daniel Noboa ha obtenido la reelección y será presidente de Ecuador hasta 2029. La suya ha sido una paliza inesperada, de casi 12 puntos de ventaja sobre la correísta Luisa González, de Revolución Ciudadana, en la segunda vuelta electoral celebrada este domingo. Con el 92% escrutado, Noboa sumó el 56% de los votos contra el 44% de González, que esta misma noche se negó a reconocer los resultados y denunció “el más grotesco fraude electoral”. “Vamos a pedir el reconteo y que se abran las urnas. Hemos presenciado cómo el abuso del poder nunca pidió licencia, usó al Consejo Nacional Electoral para hacer lo que le daba la gana y atropellar la democracia”, dijo sobre una tarima frente a sus seguidores. “No queda duda de quién ganó las elecciones”, le respondió Noboa minutos después.Más informaciónEn la víspera de la elección, González había asegurado en sus redes sociales que Noboa estaba “sembrando de actas electorales” el territorio para “construir la idea de un fraude ante su inminente derrota”. En el escenario que imaginaban en el equipo de campaña de Revolución Ciudadana, González ganaba las elecciones y Noboa se negaba a reconocer la derrota. Ha sido exactamente al revés. El CNE mostró un triunfo arrasador de la derecha sobre la izquierda de Rafael Correa, que ha visto así truncada una vez más su aspiración de devolver el poder al movimiento hegemónico de la política ecuatoriana por una década y hasta 2017.Luisa González en Quito, Ecuador, este domingo. José Jácome (EFE)Cuánto ha pesado en la derrota de González la sombra de Correa será materia de un análisis sosegado. Pero ya es posible pensar que el apoyo que el expresidente dio desde su exilio en Bélgica, y en plena campaña, al venezolano Nicolás Maduro, o sus críticas a la dolarización no ayudaron demasiado a su heredera política.Noboa, de solo 37 años e hijo de Álvaro Noboa, el hombre más rico del país, convenció a más de la mitad de los ecuatorianos de que él es la solución a la disparada de la violencia del narcotráfico, la crisis económica y la falta de oportunidades que devasta sobre todo a los jóvenes. La mano dura contra las mafias, que en unos pocos años han convertido a Ecuador en el país más violento de América Latina, dio finalmente frutos al presidente. Noboa aceleró el paso hasta el último momento y declaró el estado de excepción y toque de queda nocturno durante dos meses en siete de las 24 provincias del país y en Quito. González denunció que el presidente buscaba desmovilizar a los suyos.La magnitud del triunfo no estaba ni en los mejores sueños de Noboa. Tanto es así que no esperó los resultados en Quito, sino en Olón, una villa costera de menos de 5.000 habitantes al noroeste de Guayaquil, donde tiene una lujosa residencia. La decisión lo dejó sin baño de masas ni discurso triunfal. Desde su casa, rodeado de unas pocas docenas de personas, habló pausado y sin levantar la voz. “Esta victoria ha sido histórica, una victoria de más de 10 puntos, de más de un millón de votos. No queda duda de quién es el ganador. Ecuador está cambiando y eligió un nuevo camino”, dijo.En el poder desde hace poco más de un año, cuando asumió para completar el mandato trunco de otro presidente conservador, Guillermo Lasso, Noboa trabajó para su reelección. Ganó en febrero una primera vuelta contra González por solo 17.000 votos, cuando las encuestas le daban un triunfo holgado. El resultado de este domingo escapó una vez más a los encuestadores, que hasta el último día de campaña mostraron escenarios muy parejos.Partidarios de Daniel Noboa celebran su triunfo, en Quito, Ecuador.Daniel Becerril (REUTERS)Es probable que las consultoras hayan subestimado el miedo que generaba en una mayoría de ecuatorianos un regreso del correísmo al poder. Los “cucos” entre sus detractores son múltiples: corrupción, autoritarismo y una defensa de Venezuela y su Gobierno que el expresidente se encargó de resucitar durante los últimos días de campaña. En Ecuador, hay medio millón de venezolanos que se encargan cada día de recordar a los anfitriones lo mal que funciona aquello. González tuvo además dificultades para atraer el voto indígena, que en febrero representó el 5% del total y era la esperanza del correísmo para tomar distancia de Noboa.El presidente tomó nota de los miedos y sacó provecho de ellos. Un triunfo de González sería un boleto de ida hacia “Ecuazuela”, una muletilla clásica de la derecha que suena como “Argenzuela” o “Chilezuela”, según el país del que se hable. Logró así elevar la participación hasta casi el 84%, tres puntos más que en la primera vuelta. El presidente apeló a la movilización de los mayores de 65 años, 1,7 millones de personas que no estaban obligadas a votar, pero que esperaba que castigaran el pasado correísta. Correa tiene una condena por corrupción en una causa que él insiste en considerar una persecución política. Anoche, entre los simpatizantes de Noboa frente al CNE abundaban las camisetas con la leyenda “sin corrupción”.Cómo seguirá la historia dependerá ahora de la capacidad de movilización del correísmo para mantener viva en la calle la denuncia de fraude. La diferencia a favor del presidente ha sido tan amplia que confirmar un engaño no será fácil para González. Comienza un nuevo pulso.Simpatizantes de Daniel Noboa, en Quito. Daniel Becerril (REUTERS)
Daniel Noboa arrasa en las elecciones en Ecuador y Luisa González denuncia fraude
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