Cuando a Eduardo F. Costantini le propusieron hace unos tres meses la compra de la Colección Daros Latinamerica, no lo dudó ni un instante. Para el fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), adquirir una de las mayores colecciones de arte latinoamericano, más de 1.300 obras, es un sueño hecho realidad y la mejor forma de festejar el 25º aniversario del museo, que se celebrará el 21 de septiembre del 2026. Si bien ya antes el Malba era considerado por muchos el museo más influyente del mundo en cuanto a su colección de arte contemporáneo y moderno latinoamericano, la compra de este acervo con sede en Zúrich, lo reafirma como uno de los máximos exponentes, no solo en cuanto a extensión (reunirá unas 3.000 obras), sino también a importancia. “Mi mayor ambición es no parar nunca. Una institución tiene que crecer continuamente”, explica Constantini por videoconferencia.Más informaciónEsta adquisición se enmarca en la expansión estratégica del Malba, que ya tiene aprobada la ampliación de su edificio bajo la plaza Perú, contigua al museo. El proyecto, que prevé duplicar la superficie actual hasta alcanzar unos 8.000 metros cuadrados, permitirá inaugurar un nuevo programa integral dedicado al diseño y al arte textil. La Colección Daros Latinamerica le brinda al museo 1.233 obras nuevas, principalmente producidas entre las décadas de 1950 y 2010. Obras que permiten que 75 artistas fundamentales de América Latina ingresen por primera vez en las colecciones de Malba y Eduardo Costantini. La nueva adquisición también amplía significativamente la presencia de formatos como la fotografía, el vídeo y la instalación, incorporando obras de figuras esenciales como Alfredo Jaar, Ana Mendieta y Paz Errázuriz, entre otros; profundiza en la representación de países como Colombia y Cuba, y se extiende a Costa Rica, Honduras, Jamaica, Panamá y República Dominicana.“Comprar una colección entera trastoca todo el programa del museo, cambia las necesidades, no solo expositivas, también de las piezas en el archivo, la selección curatorial y la política de préstamos”, admite el fundador del Malba. De cara al aniversario, uno de los proyectos centrales es la edición de un libro sobre la colección Costantini que se distribuirá en Europa y Latinoamérica. El volumen ya estaba incluso paginado, pero tras esta compra tendrá que reeditarse para incorporar las nuevas obras. M. B. (2000), díptico de Yishai Jusidman.COLECCIÓN DAROS LATINAMERICA, ZÚRICHPese al trabajo añadido, el equipo asume la tarea con entusiasmo por el valor que esta integración aporta al museo, tanto en el plano curatorial como en el institucional. “Estamos fortaleciendo nuestra misión pública, reafirmando un compromiso con el arte del presente y con nuestras audiencias en crecimiento”, comenta por email Rodrigo Moura, director artístico del Malba.Para el aniversario del museo en septiembre, la segunda planta de su edificio estará dedicada al arte contemporáneo de la colección permanente e incorporará algunas de las obras más destacadas de la Colección Daros Latinamerica. Eduardo Constantini asegura que el público podrá ver ya entonces parte de las nuevas adquisiciones, entre ellas piezas fundamentales de Hélio Oiticica, Antonio Dias, Carlos Cruz-Diez, Jesús Rafael Soto, Doris Salcedo, “una tela espectacular” de Lygia Clark y una instalación de Cildo Meireles.Lotería (1989), del guatemalteco Luis González Palma.COLECCIÓN DAROS LATINAMERICACostantini celebra el creciente dinamismo del museo en los últimos años, destacando haber podido adquirir obras “metahistóricas” y que se hayan intensificado los préstamos. Esta vitalidad se refleja en los 500.000 visitantes anuales que estima llegan a la sede de Buenos Aires, y otros 250.000 que visitan el Malba Puertos (un espacio satélite que abrió sus puertas en septiembre de 2024). “El mayor obstáculo al que nos hemos enfrentado durante estos años han sido las vicisitudes de nuestro país en términos de sostener una financiación fluida”, señala. Es una preocupación que se agrava al pensar en el coste de la futura expansión del edificio que calcula en unos 20 millones de dólares y que teme tener que cubrir personalmente. En la actualidad, su prioridad es fortalecer la institucionalidad, asegurar la sostenibilidad financiera y profesionalizar aún más la gestión del museo, para dejar el Malba preparado para cuando él “no esté”.

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