
He aquí un ejercicio de ciencia ficción: en abril del próximo año, se reúne el jurado del Premio Princesa de Asturias de las Artes y decide otorgar el preciado galardón al torero José Antonio Morante de la Puebla.Más informaciónLa noticia, tan justa como controvertida, caería como una bomba; unos esbozarían una sonrisa de honda satisfacción, y otros se rasgarían las vestiduras ante una herejía inadmisible. La Fundación asturiana recibiría un chaparrón de críticas de antitaurinos, animalistas y del propio Gobierno, tan dispuestos todos ellos a denostar la tauromaquia y vilipendiar a quienes la protejan o defiendan.La polémica estaría sobre la mesa, pero un artista genial recibiría un honor merecido, el jurado podría presumir de independencia, por un lado, y de respeto a la ley, por otro, y saldaría, al mismo tiempo, una deuda de tan preciados premios con una de las manifestaciones culturales más genuinas de nuestro país y con uno de sus más excelsos intérpretes. Nunca antes el arte del toreo ha estado representado en el teatro Campoamor de Oviedo, y Morante es la oportunidad histórica para honrar un patrimonio cultural de hondas raíces en la historia española. Lo dicho: ciencia ficción. Es de suponer que a los miembros del jurado que debe decidir el premio a las artes no se les pasará por la cabeza sugerir, siquiera, la posibilidad de analizar una candidatura taurina. Según el reglamento de la Fundación, ellos no pueden proponer aspirantes al premio, pero a nadie se le ocurrirá, seguro, que un torero pueda recibir tan importante galardón.El arte del toreo nunca ha estado representado en el teatro Campoamor de Oviedo, y Morante es la oportunidad histórica para honrar un patrimonio culturalPero, ¿por qué no?¿Acaso lo políticamente correcto tiene más fuerza que la ley?¿Por qué la ofensiva de los animalistas ha cargado de complejos a muchos aficionados y a otros que no lo son, pero que nada tienen contra la fiesta de los toros? Quizá por ello, imaginar que la Fundación Princesa de Asturias pudiera colocar sobre la mesa una candidatura taurina es una quimera.Pero no todo está perdido.El Foro Taurino Universitario Mazzantini, que dirige Javier López-Galiacho, ha remitido esta semana a la Fundación Toro de Lidia una propuesta para que esta institución (“por su papel vertebrador en la defensa cultural de la tauromaquia”) lidere y presente “en nombre de la afición” la candidatura de Morante de la Puebla al Premio Princesa de Asturias de las Artes.En el texto enviado, el Foro señala que “Morante de la Puebla no es solo un torero; es un artista total que ha elevado la tauromaquia a la categoría de arte mayor. Su toreo, de inspiración goyesca y hondura barroca, ha devuelto al ruedo la estética perdida, la emoción del riesgo y la belleza de lo efímero. Su figura trasciende lo taurino para convertirse en símbolo de una forma de entender la vida, el arte y la tradición”.La fotógrafa mexicana Graciela Iturbide recibe de manos de la Princesa Leonor el Premio Princesa de Asturias de las Artes, el pasado 24 de octubre en Oviedo.Ballesteros (Efe)“En un tiempo en que la tauromaquia ha sido objeto de controversia”, prosigue, “Morante ha encarnado con valentía la defensa de una cultura milenaria, asumiendo el papel de referente y portavoz de una expresión artística que forma parte del alma de España. Su compromiso con la libertad creadora, su reivindicación del arte como forma de resistencia y su capacidad para emocionar desde la autenticidad lo convierten en un merecedor indiscutible de este galardón”.La pelota queda así en el tejado de la Fundación, que deberá decidir si envía a Oviedo la propuesta o la guarda en un cajón para evitar polémicas.Quede claro, no obstante, que el artículo 3 del reglamento, relacionado con la presentación de candidaturas señala que podrán presentarlas los premiados en ediciones anteriores; los componentes de los ocho jurados siempre que las candidaturas que presenten no opten al premio en la categoría de cuyo jurado formen parte; las representaciones diplomáticas de España en el extranjero; las representaciones diplomáticas en España; personas e instituciones de reconocido prestigio e invitados por la Fundación Princesa de Asturias.Están, pues, invitadas las Comunidades Autónomas, las organizaciones profesionales taurinas, las asociaciones representativas de los aficionados y el selecto y minoritario grupo de intelectuales que no tiene miedo a hacer pública profesión de fe de su afición a los toros.“Todo en la vida tiene fin menos la belleza; la belleza es eterna, aunque mueran los ojos que la miran, aunque cese en su trabajo el artista que la crea”, escribía hace unos días en Abc el poeta sevillano José María Jurado sobre la despedida de Morante en la plaza de Las Ventas.“Morante de la Puebla no es solo un torero; es un artista total que ha elevado la tauromaquia a la categoría de arte mayor”, según el Foro MazzantiniY añadía: “Habría que ser Shakespeare o Sófocles para poner palabras a la tragedia de Morante, a su soledad metafísica en el centro de un ruedo apoteósico mientras se adentraba en la morada de los inmortales”. “Y como clamaba Juan Ramón Jiménez, ante la fugacidad de la tarde ‘última y serena, corta como una vida’, me digo ante el arte eterno de Morante: “Belleza que yo he visto, no te borres nunca”.Dicho en cristiano: no es necesario ser aficionado a los toros para reconocer los méritos de un artista. ¿O ocaso los miembros del jurado son forofos al mismo tiempo de la escultura, la arquitectura, la fotografía, el cine o la música, que han sido valoradas en ediciones anteriores?Se supone que todos ellos aprecian la creación artística, reconocen los méritos de los virtuosos en las distintas materias culturales, leen, escuchan y confían en los criterios de los expertos y admiran las obras de los candidatos.Como dice el poeta Jurado, “la belleza es eterna…”.Así, pues, a nadie debería extrañar que Morante de la Puebla pudiera ser uno de los candidatos al Premio Princesa de Asturias de las Artes.¿Y por qué no?
El toro, por los cuernos: ¿Morante de la Puebla, candidato al Princesa de Asturias de las Artes? ¿Y por qué no? | El toro, por los cuernos | Cultura
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