Ernesto Fonseca Carrillo, o, como le recuerdan los corridos, Don Neto, vuelve a ser un hombre libre a los 95 años, aunque a su edad probablemente la libertad ya no sea muy distinta del régimen de arresto domiciliario que purgaba desde 2016. Cuatro décadas ha pasado Don Neto como inquilino del sistema penitenciario mexicano, condenado por el brutal asesinato del agente de la DEA Enrique Kiki Camarena y el piloto mexicano Alfredo Zavala en febrero de 1985. Fue detenido por el Ejército poco después, en abril de ese año, en una lujosa mansión en la costa de Puerto Vallarta, Jalisco. Desde entonces, pasó su vida encerrado, hasta que este sábado fue oficialmente liberado tras cumplir la totalidad de su condena, según han confirmado a EL PAÍS fuentes federales.Don Neto fue, junto a Rafael Caro Quintero y Miguel Ángel Félix Gallardo, fundador del primigenio Cartel de Guadalajara. Cuando fue arrestado en 1985 ya era un capo veterano de 55 años que durante sus días había visto el negocio evolucionar del rudimentario contrabando de marihuana y heroína a un sistema cada vez más sofisticado con la cocaína como nuevo producto estrella. Con sus dos socios, reescribió la historia del narcotráfico, estableció lazos con carteles en el extranjero y profesionalizó la mecánica de su organización, un modelo que sería seguido en mayor o menor medida por los carteles posteriores. El Cartel de Guadalajara metamorfoseó en el Cartel de Sinaloa y otras escisiones.Nació en Badiraguato y comenzó en el negocio con los primeros traficantes de relieve de Sinaloa, nombres como Pedro Avilés, El León de la Sierra. Emigró a Guadalajara en los 70, donde se asentó una nueva generación de narcos con mayor visión comercial que sus antecesores, que vieron en la ciudad un lugar más práctico como base de operaciones que un rancho en la montaña. Primero, gracias a la maña de Caro Quintero, que revolucionó el mundo de la marihuana cuando logró reproducir masivamente plantas hembra, no solo más potentes, sino que ocupaban menos espacio al no tener semilla. Después, como intermediarios de la cocaína que producían en Colombia carteles como el de Cali o el de Medellín de Pablo Escobar, con los que se asociaron.Los mexicanos se especializaron en el transporte: movían la sustancia desde Sudamérica a Estados Unidos, un país que se había enganchado al polvo blanco. Lo inundaron. Lo hacían gracias a una intrincada red de sobornos y alianzas con políticos de alto perfil y las fuerzas de seguridad. Gracias a eso, Caro Quintero consiguió sembrar 8.000 toneladas de marihuana en El Búfalo, una finca de centenares de hectáreas en el desierto de Chihuahua con un sofisticado sistema de riego. El agente de la DEA Kiki Camarena se infiltró en el Cartel de Guadalajara y, con ayuda del piloto Alfredo Zavala, logró tomar fotografías aéreas de aquella masiva plantación. En noviembre de 1984, el Ejército irrumpió y quemó toda la cosecha.El agente de la DEA asesinado a manos de Fonseca Carrillo, Enrique ‘Kiki’ Camarena.DEATres meses después, Caro Quintero ordenó el secuestro de Camarena y Zavala. Los torturó durante semanas mientras un médico alargaba su vida para alargar también la tortura. Sus cuerpos aparecieron, un mes después, en una zanja a 150 kilómetros de Guadalajara. La DEA se lanzó a la caza de los responsables. Caro Quintero, al que consideraron el autor intelectual (otras versiones hablan de una implicación de la CIA), fue el primero en caer. Había huido a Costa Rica con una escolta y Sara Cosío, sobrina de un exgobernador de Jalisco, hija de un exsecretario de Educación estatal. Como Don Neto, se refugió en una mansión junto al mar para pasar sus últimos días en libertad.Una semana después cayó Fonseca Carrillo. Cuando fue arrestado, declaró que su socio era el responsable del crimen y opinó que había sido un “grave error”. El último sería Félix Gallardo, cuatro años después, en 1989. Desde entonces, la vida no ha tratado bien a ninguno de los fundadores del Cartel de Guadalajara. Caro Quintero fue liberado por un fallo procesal en 2013, escapó a las montañas y volvió al antiguo negocio, aunque nunca alcanzó su influencia pasada. Fue detenido de nuevo en 2022 y, este febrero, entregado a las autoridades estadounidenses. Los agentes de la DEA que lo recibieron en el aeropuerto de Nueva York le pusieron las esposas que habían pertenecido a Camarena. La Fiscalía valora para él la pena de muerte.Félix Gallardo ha tratado por todos los medios de desvincularse del Cartel de Guadalajara y el crimen de Camarena. Concedió una entrevista en prisión en 2021 en la que se describía como un ganadero caído en desgracia, viejo y enfermo. Solicitó una reducción de condena que le fue denegada en 2022. Con casi 80 años, convalece en la cárcel en una silla de ruedas, casi sordo y ciego de un ojo. Don Neto ha sido el más discreto de los tres: sin entrevistas mediáticas, sin hacer ruido. Debilitado, en sus últimos años, el expediente médico del viejo capo es un buen resumen de los achaques de la vejez con 18 enfermedades diagnosticadas, entre las que se incluyen un tumor en el colon, artritis y pérdida de visión, de acuerdo con Reforma, que adelantó la noticia del cumplimiento de su condena.Una de las fotografías más conocidas de Fonseca Carrillo en los 80 lo muestra con unas anchas gafas de sol, el cabello rizado en un peinado casi afro. Sonreía y con los dedos índice y medio de la mano derecha hacía el símbolo hippie de la paz. En una de las pocas imágenes recientes que se conocen de él, en 2016, poco quedaba de aquel rostro. Los años lo habían engordado, la sonrisa había sido sustituida por un semblante serio con los brazos cruzados sobre el pecho, los rizos habían sido rasurados. Mantenía las gafas, aunque ya no eran de sol, sino para ver. Ya había logrado el arresto domiciliario y residía en una vivienda del Estado de México, en el municipio de Atizapán, donde sigue ahora. El único de los tres socios en libertad.
Ernesto Fonseca Carrillo, fundador del Cartel de Guadalajara, vuelve a ser libre a los 95 años
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