En el estudio de Isern Serra hace tiempo que trabajan en equipo porque los proyectos se le han multiplicado en los últimos años. Bromeando, su mano derecha, Aasheen Mittal, dice que se puede pasar un fin de semana entero por Barcelona comprando, comiendo o tomando algo en locales reformados por este estudio de interiorismo que marca la pauta de la ciudad desde un luminoso loft del Poblenou. Su espacio de trabajo, abierto y diáfano, parece más una casa que una oficina. Esta sensación de hogar no es una casualidad, sino la manera de ver la vida que este interiorista de 44 años imprime en todos sus proyectos. Se podrían trazar más, pero esta sería una primera ruta para descubrir su imaginario: desayuno en Jaç, comida en Fiskebar, compras en Thinking Mu, Yerse o en la tienda del museo Moco, merienda en Origo, cena en Relleno y un cóctel en Focacha.Así como los escritores buscan una voz propia, Isern Serra ha perseguido una atmósfera particular, donde las personas se sientan como en un hogar. Y con esta idea en la cabeza ha ido conquistando cada vez más espacios de la ciudad, donde sus reformas son reconocibles nada más entrar —salvo alguna excepción reciente, en la que ha salido de su zona de confort, sobre todo por los materiales y los colores—, algo que pasa con interioristas como Sandra Tarruella, más cercana a su mundo, o Lázaro Rosa-Violán, a las antípodas de sus preferencias. Más informaciónCreció en Gualba, un pueblecito del Montseny al que se mudaron sus padres, los artistas Lluïsa Vert y Raimon Arola, después de que él naciera en Barcelona. Allí encontró un ritmo de vida pausado, creció en un colegio rural con solo una veintena de compañeros de diferentes edades y con el profesor Jaume, a quien recuerda con mucho cariño. “El patio de la escuela era la plaza del pueblo”, rememora ahora sabiéndose privilegiado de una infancia feliz y libre cerca de la naturaleza, donde jugar y descubrir era prioritario.La casa es un local reformado de arriba a abajo como un loft en Barcelona.Salva LopezLa cocina de la primera vivienda de Isern Serra, que se hizo muy viral.Salva LopezUno de los espacios preferidos de Isern Serra son los sofás de piedra integrados en el salón.Salva LopezAl interiorista Isern Serra le gusta jugar con los niveles y sus suelos acostumbran a ser de microcemento.Salva LopezSin vocación clara alguna, se matriculó en la Escola Eina de Barcelona para estudiar Diseño de Interiores después de haber cursado COU en Estados Unidos. “Allí me di cuenta de que el interiorismo se me daba bien y me entusiasmé, encontré una motivación y me convertí en uno de los mejores de la clase”, algo que hasta entonces parecía poco probable, reconoce. Quizá sus experiencias en aquel patio sin rejas, mezclado con chavales de todas las medidas, enriquecieron sus habilidades para redefinir espacios.Tras un Erasmus en Milán ―“una experiencia increíble en la capital del diseño”, en sus palabras—, montó su primer estudio en el mismo piso del Eixample que compartía con su amigo Oriol Vidal. En las tarjetas de presentación sencillamente ponía Serra Vidal, y así empezaron a hacer algún proyecto de reforma, hasta que Toni Arola —hermano de Raimon Arola— le propuso trabajar con él. Fueron unos años de grandes aprendizajes que la crisis de 2008 truncó. “Esto lo cambia todo”, afirma. “Fue una auténtica caída en picado del trabajo. Un momento heavy, se paró el mundo, no había trabajo y el que había estaba muy mal pagado”, recuerda ahora sentado en la larga mesa de cocina de su espacioso estudio en Poblenou, donde se instaló hace justo hace un par de años. Cree que la base de sus interiores se afianzó en ese momento, y empezó a dar forma a su particular minimalismo mediterráneo. “Creo que los espacios austeros pero cálidos vienen de aquí, de la necesidad de hacer más con menos”, apunta. No es solo una cuestión estética, sino también conceptual, una manera de estar y de hacer que los lugares reflejen su filosofía de vida. Colores pausados, como el blanco y el beige, materiales nobles como la madera y prácticos como el microcemento. Jugar con la luz para crear ambientes y el mobiliario de obra, especialmente el sofá, han sido otros de sus empeños.Isern Serra en la cocina de su estudio de Poblenou, en Barcelona.massimiliano minocriCuando se esfumó el dinero, se acabaron ciertas dinámicas y materiales que habían triunfado una década antes. “Ya no forrábamos con mármol de la India, sino que empezamos a buscar artesanos locales y materiales cercanos”, ejemplifica. En interiorismo, la crisis obligó a dejar de ser globales y a no soñar con ser grandes estrellas como Philippe Starck, que trabajaba para grandes marcas multinacionales, sino que fue un tiempo de retorno a las raíces, a valorar lo artesano, lo único, lo próximo e incluso la imperfección que da pureza a las estancias.Esta tendencia se vio todavía más reforzada unos años después con el covid, asegura. La crisis le llevó a compartir estudio con otros diseñadores, aprovechando los recursos al máximo. A pesar de que fue capeando el temporal, su salvación e impulso fue ganar el proyecto para reformar el CosmoCaixa de Barcelona. “Es uno de los trabajos que me cambiaron la vida”, dice satisfecho. Con su pareja, la diseñadora Valeria Vasi, pudieron comprarse un local en el Clot y reformarlo a su gusto para convertirlo en su vivienda, incorporando el racionalismo de Coderch y las formas orgánicas de César Manrique, dos de sus influencias. Su primer hogar juntos dio la vuelta al mundo a través de revistas de arquitectura y diseño, y enseguida se convirtió en un espacio muy solicitado para shootings. Su estilo, de tonos claros, que rezuma calma y equilibro, se puso de moda también en publicidad. No era igual que el rollo nórdico, tenía más calidez y un plus de proximidad. “Se hizo muy viral”, añade el interiorista. Firmas como Nani Marquina o Zara organizaron sesiones entre sus níveas paredes con estanterías de obra.Las oficinas de SixnFive diseñadas por Isern Serra.SALVA LOPEZLas oficinas de SixnFive diseñadas por Isern Serra.SALVA LOPEZEl restaurante Fiskebar de Barcelona reformado por el estudio de Isern Serra.El restaurante Fiskebar de Barcelona reformado por el estudio de Isern Serra.De modo que empezaron a salir peticiones para recrear la harmonía de su hogar en otro tipo de espacios. Uno de los primeros que siguió la línea fue el restaurante Fiskebar, en el Port Vell, donde ya firmaba como Isern Serra. Define su estilo como una búsqueda de la serenidad, la calidez, una manera de ir a lo esencial, haciendo mucho con poco. A nivel conceptual, se trata de llevar el concepto casa a cualquier sitio. Crear espacios confortables, ya sea un bar, una oficina o una tienda de moda. Palabra de ello son la panadería Origo o la cafetería Jaç, así como la tienda de moda Thinking MU o la de Yerse, como también las oficinas de Gigi Studios o SixnFive, todas reformas recientes.A pesar de que ha quedado muy identificado con los tonos claros, también se atreve a salir de esta zona conocida y acepta retos para ampliar su mirada, como ha sido el caso de la coctelería Focacha, donde ha salido de su gama cromática descubriendo naranjas, lilas y burdeos y ha trabajado con moqueta por primera vez; o del restaurante Relleno, que consigue un rollo más futurista gracias a mobiliario metálico y bancos con mullidos cojines plateados que también recubren la pared.Dar otra dimensión a los espacios con elementos arquitectónicos es uno de sus juegos favoritos. “No entiendo de decorar, pero sí de crear espacios con elementos arquitectónicos”, argumenta. En sus manos, pasillos y espacios intermedios ganan así personalidad, creando diferentes alturas o abriendo arcos en la pared. El uso de la luz, ya sea natural o artificial, es otra de sus pasiones, que bebe de la estética mediterránea pero también de un arquitecto mexicano como Luis Barragán, de quien también se declara fan. Ahora está a punto de inaugurar un restaurante con coctelería en Londres y empezando el proyecto de otro en Washington, pero si hay uno que le hace ilusión es la reforma del Hostal Empúries, uno de sus hoteles preferidos de la Costa Brava. Aun así, no esconde su anhelo de crear un hotel urbano. Tomen nota. La coctelería Focacha diseñada por Isern Serra.SALVA LOPEZLa coctelería Focacha diseñada por Isern Serra.SALVA LOPEZJaç de Barcelona, una cafetería donde la música tiene mucha importancia.SALVA LOPEZEl restaurante Relleno de Barcelona, donde Isern Serra sale de su zona de confort.La suerte le ha llamado tres vecesSi el CosmoCaixa fue su primer golpe de suerte y la primera vivienda en El Clot el segundo, la fortuna le ha seguido abrazando, hasta el punto de llevarle hasta un un edificio racionalista de Coderch en el barrio de Gràcia. Allí vive con su mujer y sus dos hijas mellizas, Lea y Gaia, en un ático dúplex con cuatro terrazas que también ha sido publicado en revistas de decoración. Fue una casualidad encontrarlo, cuenta, y una carambola gracias a su pareja, quien llamó a ese anuncio con malas fotografías que no parecía demasiado interesante, pero acabó siendo impresionante. En la primera visita, Isern Serra ya detectó señales de alarma —en el buen sentido—, como la chimenea de obra vista y algunos planos de obras de Coderch en una habitación. Resultó que era la vivienda del señor Sanz, mano derecha del famoso arquitecto, y fue su hija quien no dudó en venderles la casa familiar, sobre todo por su convencimiento de que valorarían el lugar que habitan. Tanto fue así que el interiorista reconoce que lo pasó muy mal para hacer la reforma. Era como profanar una obra del maestro, así que necesitó el beneplácito de la familia para tirar un tabique y ampliar el comedor. De nuevo, la casa de Isern Serra volvió a ser portada, con la obra más personal que haya imaginado, su más íntima morada.

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