
Lo primero que hacen los clientes al entrar y lo último que hacen al salir es mirar el mural de dimensión colosal: 18 metros de largo por unos seis de alto, aproximadamente. La cadena de cafeterías canadiense Tim Hortons abrió una nueva sucursal al sur de Ciudad de México, en el predio que albergó alguna vez a los Laboratorios CIBA desde la década de 1950 hasta 2021, ya con el nombre de Laboratorios Novartis, y que presumía de tener dos murales de José Chávez Morado, uno de los pintores y muralistas de la corriente nacionalista más representativos de México. La cafetería ha sido nombrada en las redes sociales como “la más bonita del mundo”.La obra está montada en la parte exterior —frente al estacionamiento—, y en el interior del local sobre dos paredes. Por la puerta entran oficinistas, estudiantes y repartidores de comida por aplicación. Todos, sin excepción, observan fijamente. “No sé si el más bonito del mundo, pero sí uno de los más bonitos”, dice un hombre de la tercera edad que vino a encontrarse con su esposa. Junto a la estación del metro General Anaya, en dirección Tlalpan Sur, se encuentra una especie de plaza en la que conviven varios locales de comida, un gimnasio y una tienda de autoservicio, entre otros. Uno de los muros resalta entre los demás: una deidad, mitad hombre, mitad muerte, sostiene en su mano izquierda de calaca una antorcha brillante, y en su mano derecha de humano lo que parece ser una suerte de hueso. Debajo de él, hombres en taparrabo lo miran e imploran; otros reclaman, algunos lloran. De la espalda del dios, que parece que levita, se desprende una especie de capa color verde y morado, con texturas de plantas y de piel áspera. Esta prenda se extiende hacia su derecha y da la vuelta en el muro, dentro del local de café, y se convierte en una enorme cabeza de serpiente, donde la rodean varios elementos de la cultura prehispánica y simbolismos sobre la medicina ancestral. Las obras son Magia y ciencias médicas, salud, enfermedad e Historia de la medicina prehispánica. Unas cintas, como las que se usan para delimitar la fila para las palomitas en los cines, separa la creación del artista de las manos del público. “Es impresionante”, dice una estudiante que pasó a comprar un frapé (bebida fría y espumosa a base de café). De acuerdo con el taller de restauración Rimane, el arquitecto Alejandro Prieto encargó a Chávez Morado la ejecución de dos murales para la empresa de laboratorios. La temática de ambos murales gira en torno a las prácticas y la concepción prehispánica que se tenía sobre la medicina, dice un tríptico publicado en internet. Dentro de lo que ahora es el local Tim Hortons, el artista combinó el fresco con el mosaico de vidrio para jugar con la plasticidad y darle continuidad con el mural exterior.Chávez Morado legó un mensaje social y de gran riqueza para el arte mexicano, según ha dicho Secretaría de Cultura en un boletín. Entre su trabajo destacan los murales ubicados en Ciudad Universitaria (EL retorno de Quetzalcóatl; La conquista de la energía; La ciencia del trabajo), en la alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato (Canto a Guanajuato), en el Museo Nacional de Antropología (Imagen de México —relieve escultórico— sobre la columna El paraguas), y en el Centro Médico Nacional (Homenaje al rescate), por mencionar algunos.Suscríbase a la newsletter de EL PAÍS México y al canal de WhatsApp y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país.
La cafetería “más bonita del mundo” seduce a Ciudad de México con murales, deidades y donas
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