En uno de los momentos más complejos para el país, el procurador Gregorio Eljach está dedicado a tratar de tender puentes entre el Ejecutivo y las otras ramas del poder público. En entrevista con EL TIEMPO, Eljach dice que “es la hora de la institucionalidad” y de que los líderes políticos entiendan que se necesitan acuerdos, aunque sea mínimos, de convivencia democrática.Acabamos de pasar momentos muy dolorosos. La semana pasada registramos con tristeza el atentado contra Miguel Uribe Turbay, también una oleada terrorista en el sur del país, en Cauca y Valle del Cauca. Luego hemos visto un enfrentamiento institucional por cuenta de la decisión del Gobierno de presentar, por decreto, una consulta popular que ya había sido negada por el Senado. Y en ese contexto se plantea la necesidad de bajar los ánimos, de tener una conversación institucional que garantice que nosotros podamos avanzar como país. ¿Cuáles son las salidas, procurador?La única salida es entendernos entre todos, aceptar que hay diferencias, pero también entender que debemos tramitarlas con los canales institucionales. La democracia no es unanimidad, es acuerdo después de la discusión, después del debate, argumentado. De manera que la invitación que venimos haciendo es esa: dialogar para construir consensos, para buscar soluciones entre todos. La polarización no ayuda para nada, agrava más los problemas, pone la solución mucho más lejos. ¿Y usted le ha dicho eso al presidente Gustavo Petro? Lo digo porque muchos sectores señalan que el primer llamado a dar ejemplo, a bajar el tono, es el jefe del Estado.El presidente de la República representa la unidad de todos los colombianos, nos representa a todos. Una vez posesionado, él no es de quienes lo eligieron, es de todos los colombianos y los que están en el exterior. Ahí no podemos admitir sesgos. Todos necesitamos y merecemos que el Presidente gobierne para todos, y que nos represente a todos. Como somos diversos, como somos disímiles, desiguales, pues él también tiene que hacer acopio de esa diversidad y representarla.De manera que en privado se lo he dicho, se lo he sugerido con el respeto que siempre le he tenido como servidor público, como senador que fue. Gustavo Petro y Gregorio Eljach en su posesión como Procurador Foto:Presidencia¿Y ha sido receptivo a ese comentario?Yo he notado que por lo menos me escucha con atención. Yo lo hago porque es un deber mío como servidor público, pero he notado que la pugnacidad del lenguaje ha venido bajando. El comportamiento verbal del martes, pues fíjese que al final el Senado logró aprobar algo que no es malo. En la reforma laboral se está abriendo campo la conciliación, cada quien saca sus cartas políticas de estrategia para poder imponer sus ideas en una democracia. Pero al final quedamos todos en las mejores manos, que es la de los jueces. En el Consejo de Estado o en la Corte Constitucional o en un juez de tutela.Usted menciona a los jueces, y el martes el Registrador decidió pedir un concepto al Consejo de Estado sobre esa consulta popular que por decreto el Gobierno está pidiendo para el 7 de agosto. El Ministro del Interior salió a decir que el Registrador es solamente un operador logístico, con lo cual hay un comentario ahí que, probablemente, no es constructivo. Y también el Presidente habló de que el Registrador estaba cometiendo sedición. ¿Eso le conviene a la conversación?Ayuda muy poco, pero permítame que haga una confesión. Yo, por mi propia voluntad, me he declarado ‘rapitendero’ de la Constitución, antes de que un servidor público me ponga motes, epítetos. LEA TAMBIÉN ¿Y eso qué quiere decir, Procurador?Que yo hago los mandados que la Constitución me ordena, que yo soy el que tengo que velar por que se cumple la Constitución, por que la apliquemos, por que se aplica a tiempo, por que quienes tienen las competencias las ejercen en tranquilidad, en mesura, a su propia manera, en sus tiempos, que no estemos presionando a la justicia para que produzca resultados, que el Ejecutivo ejecute, que el Legislativo legisle, y que los jueces juzguen. Pero también hay que recordar que existen los órganos de control. Está la Contraloría, está la Procuraduría, está un órgano autónomo e independiente también, que es la Registraduría, que se escoge mediante un mecanismo que han diseñado las leyes y que ha sido satisfactorio y que merecen respeto, consideración, acatamiento, un trato acorde, que la decencia al menos siga viva, que no convirtamos todo en una tropelía de insultos, porque eso lo que hace es separar más a las partes, ahondar más las diferencias y no ayuda para que Colombia retome el rumbo. En ese sentido, el Registrador con ese entorno autónomo no es un operador logístico simplemente…No, nada. Y además, yo no acepto que se descategorice el nivel de un servidor público del primer orden nacional, alto dignatario del Estado del mismo nivel de los presidentes de las cortes y de los jefes de los órganos de control. No es un ‘cualquierita’. Yo vengo pregonando que es el momento de las instituciones. Ahora más que nunca Colombia necesita que sus instituciones estén sólidas, que no se sigan desvencijando, que no se afloje el andamio, que estemos firmes sosteniendo una institucionalidad que nos pertenece a todos y que la hemos diseñado entre todos, con defectos, con falencias, con deficiencias, pero es la que tenemos ahora y eso hay que hacerlo respetar. Hernán Penagos, Registrador Nacional. Foto:Milton Díaz / EL TIEMPOEse es un llamado urgente, es el momento de la institucionalidad, de protegerla, de conservar aquello que nos ha construido como Nación y que nos va a garantizar el futuro…Seguramente que todo es perfectible, pero lo que tenemos, que se diseñó en un proceso de hace 34 años, está vigente. Habrá que hacer adaptaciones, pero por los mismos medios que la Constitución señala. Toda modificación de la Constitución pasa por el Congreso, en un diseño que no teníamos cuando se hizo la Constituyente en el año 91. Luego, no podemos distraernos en estar pensando en unos cambios dramáticos, profundos, que pueden terminar descalabrando la unidad de la Nación. Hay que actuar con lo que tenemos, respetando al contradictor, escuchándolo. En medio de tanta algarabía y de tanto ruido, no escuchamos lo que dice el otro, y a lo mejor siempre estamos diciendo cosas que pueden confluir en un mismo propósito. Si nos ponemos civilizadamente a discutir nuestras diferencias, a aportar soluciones, seguramente el tránsito va a ser mucho más fácil. Y en ese sentido, darle canal a esos momentos institucionales implica también que el Registrador, además de consultar al Consejo de Estado, está pidiendo un concepto de la Procuraduría sobre la consulta popular. ¿Cómo va a ser ese análisis?Sí, así es. Ya el martes en la noche empezamos, dedicamos un equipo de muy alto nivel con las universidades mejores de Colombia. ¿Va a incorporar a las universidades para dar su concepto?Permanentemente ellos me ayudan. En lo personal, en lo académico, estoy consultando no solamente con los mejores académicos, sino con los expertos más destacados en una iniciativa privada que se llama Sala de Excelencia Académica, que es un conjunto de personalidades de mucha experticia, a quienes yo les pongo los temas y conversamos amigablemente con un café, con un almuerzo. Eso, desde el martes comencé a hacerlo, estoy esperando que se me formalice la solicitud, me tomaré los tiempos que señala el procedimiento. ¿Cuántos son los tiempos, Procurador?Depende de lo que haya pedido el Registrador, porque puedo actuar también en el proceso que él inició, que se ha iniciado por demandas contra el ‘decretazo’ en el Consejo de Estado. Hay unas en la Corte Constitucional, hay unas en la Sección Primera. Ahí intervengo en calidad de intervención del Ministerio Público interviniendo en el proceso judicial. Y lo del concepto vamos a mirarlo hasta dónde es la pertinencia, pero la opinión del Procurador se oirá en su momento. Gregorio Eljach, procurador general. Foto:Procuraduría.Hemos escuchado que si no resultara el camino del famoso ‘decretazo’, se va a buscar como fórmula una constituyente. ¿Cuál es su opinión?Aquí se viene hablando de constituyentes desde antes de la del 91 y no hemos parado de hablar de eso. Terminamos de hacer la Constitución del 91 y ya estábamos viendo cómo la íbamos a desbaratar. Se ha modificado 70 veces y ahí está la Constitución del 91. Me parece que la propuesta es dramática, es extrema. Muchas de las cosas que hoy no funcionan se pueden arreglar en el legislativo. Mire lo del martes con la laboral. Se llegó a un punto intermedio, cada uno cede un poco para llegar a un consenso. Acuérdese de que la democracia no es imponer, no es aplastar, no es de obligar al otro, sino ponernos de acuerdo, ceder lo que es cedible y poner de acuerdo en lo que nos interesa a todos, en lo que nos conviene a todos. Ahí hay un ejemplo de democracia, de civilidad, y eso no se ve es por el ruido que hace el estilo de las personas, la forma de hacer las cosas, que no gusta en Colombia, que no tiene buen recibo, que no queremos que siga sucediendo. Para que esto rinda más, saquemos adelante las iniciativas, no haya pugnacidad, cada poder ejerza su tarea, los unos respeten a los otros y la democracia funcione. Tenemos unas instituciones muy fuertes, tiene un respaldo de más de 200 años de historia, de mucho sudor, de mucha lágrima, de mucha sangre desde la época de la independencia, y eso tiene un peso para seguir garantizando la unidad de los colombianos. Ahora bien, lo de la constituyente, mire, ‘decretazo’, constituyente, convocatoria a las urnas, cualquier cosa son válidas dentro del andamiaje constitucional, son propuestas que están allí y si un actor político decide hacer uso de ellas, no podemos impedirlo pero sí debemos acudir a examinar su pertinencia, su oportunidad, su propósito, los efectos que puede generar. En política los momentos son definitivos, y cada quien es libre de sacar sus cartas en su estrategia política, con tal de que no se descalabre la institucionalidad. LEA TAMBIÉN Pero usted, en su fuero personal, ¿cree que se necesita cambiar la Constitución?Yo soy un hombre apegado a la norma, al derecho. Yo siempre critiqué que la Constitución nuestra del 91 es de las más farragosas y extensas de las del mundo. 380 artículos, 85 inicialmente transitorios, 70 reformas, eso habla de nuestra inclinación por la literatura jurídica, por todo llevarlo a la norma, y no hay necesidad. Una constitución con menos detalle, más genérica, que se pueda adaptar a las diferentes circunstancias, a los tiempos, a las situaciones, es más estable, es más duradera. Pero la que tenemos es la que tenemos, y hay que aplicarla. ¿Quién decide si se modifica o no la Constitución? Puede ser el Congreso, puede ser un referendo, puede ser un plebiscito, el referéndum. La consulta popular no la modifica, pero le ordena al Congreso que tiene que decidir. Aquí la participación ciudadana, masiva, se usó fuerte en el 91, y eso también tenemos que recordarlo. No solamente tenemos democracia representativa, congresos y corporaciones, también participativa: cabildo abierto, asambleas populares, consulta popular, iniciativa popular, legislativa o para constituyente, y eso es válido, está vigente y cualquier actor político avezado puede hacer uso de ella y proponerla. Lo que pasa es que una constituyente no la hace un Presidente solo, ni un ministro solo, ni un Ejecutivo solo. Se necesita la participación de todos. La iniciativa, la votación popular, ahí entra la Registraduría a darle legalidad, el Congreso, los organismos de control, especialmente los judiciales, la Procuraduría para garantizar la legitimidad de lo que se haga. Y todo al fin termina en que las mismas instituciones se defienden entre sí y no dejan que eso se desquicie.Es un proceso largo, pero habría que ver cómo termina…¿Sabe dónde veo yo un efecto no deseado? En que esos tipos de temas distraen de la dedicación que tienen que hacer los gobernantes a unos temas que son más urgentes, como el de la seguridad. El presidente Gustavo Petro firmando el decreto para convocar la consulta popular. Foto:@petrogustavoPero además entraría de forma paralela si se diera ese escenario con el proceso de elección del Congreso y elección del Presidente. Y habría que evaluar que el país tendría que entender si eso es conveniente o no…Sí, pero insistamos en que la posibilidad de convocar a una constituyente pasa primero por el Senado y la Cámara. Si el pueblo recoge la firma, si la solicita, pues habrá que decretarla. Y eso es un proceso tortuoso, difícil, largo, pesado, que se superpondrá en temática a las elecciones que tenemos. Miren lo que viene: Consejos Municipales de Juventudes, consultas de los diferentes sectores de los partidos, Senado y Cámara en marzo. primera vuelta presidencial en mayo, segunda eventual en junio, múltiples elecciones atípicas, según órdenes del Consejo de Estado, por declaratoria de nulidades de las elecciones de gobernadores y alcaldes, y de las que resulten de los procesos de revocatoria del mandato; más la posibilidad que todavía está allí de la consulta popular. Ya la negó el Congreso una vez, el martes creo que archivaron nuevamente. Está en manos de la justicia definir porque hay demandas en curso. Entonces, todo eso en un semestre y medio, pues es una cosa que no deja la tranquilidad para pensar bien cuáles son las más importantes y cuáles no. Pero a eso sumémosle la inflación de candidaturas para todos los niveles. Plenaria de la Cámara. Foto:CESAR MELGAREJO /CEET.Y a eso le sumo otro tema. Quiero hacerle una pregunta sobre eso, Procurador, y es el hecho de que entramos en una campaña electoral y usted lo dijo aquí, en medio de la pugnacidad de unos estilos que no son convenientes, que no construyen, pero además en medio ya de un atentado a un candidato presidencial. ¿Cuál es su preocupación sobre las elecciones?Muy grave lo que ha sucedido con el senador en ejercicio Miguel Uribe Turbay, pero también es muy grave que contra cualquier colombiano se atente. Yo lo que identifico es que, claro, por la visibilidad de un senador, por su presencia en la capital, por su gestión que viene haciendo, pues esto exacerbó los ánimos y dejó perpleja a la gente. Pero esto viene sucediendo lamentablemente, indeseablemente, con campesinos, con nuestros policías, con los soldados del Ejército, con los profesores, con personeros, con líderes sociales, con firmantes de paz. Hay una muy detestable gama abierta de modalidades de violencia contra la institucionalidad. Lamentamos mucho lo de Miguel Uribe, pero también lamentamos lo de cada colombiano, lo de cada persona, y nos duele también que la niñez llegue a esos extremos de ser instrumentalizada para cometer el mal. Habrá cuál es la motivación de esto que sucedió.¿Cómo blindar las elecciones?Eso necesita mucha seguridad física, es decir, fuerza pública, UNP funcionando bien, las alcaldías y las gobernaciones aportando su granito de arena. Prudencia de parte de también quienes aspiran a ser los candidatos, porque hay un riesgo muy grande que no lo maneja el Estado, que es de sectores contra el Estado, contra la sociedad, contra los colombianos. Esos no tienen leyes, no tienen procedimientos, no tienen quién los controle. Los partidos, hacer unos procedimientos democráticos para escoger sus representaciones en las listas o en los cargos unipersonales. Yo quisiera, Andrés, que usted me ayude. Tenemos que empezar a bajar, a terminar de bajar la pugnacidad verbal. Esa es no la causa última, pero sí contribuye con otras causas a malear, a dañar, a perforar, a corromper el ambiente sano de entendimiento, de concordia, dentro de las diferencias. Porque al fin y al cabo una democracia es eso: diferencias, pero nos ponemos de acuerdo en lo esencial. Y en ese contexto, hace unos días los partidos de oposición le pidieron que fuera el garante de la comisión electoral, de esa comisión que permite realmente esas garantías sobre las elecciones, y que no fuera el Gobierno. ¿Cómo le va usted con eso? Porque ahí de todas maneras hay una fractura. Sería la primera vez que en muchos años, los partidos de oposición no consideran que el Gobierno sea su garante para las elecciones.Sí, ahí hay que hacer unas precisiones. El Gobierno Nacional, el Ejecutivo, que es el responsable del proceso electoral, entre otras cosas, tiene una comisión muy fuerte, muy amplia, de mucha participación, que funcionó la semana pasada, a la que nosotros asistimos, y en donde tuve oportunidad de transmitirle al Presidente el querer de muchos colombianos de que, por favor, le bajemos el tono a la discusión, sin dejar de hacerla. Y yo veo que el Presidente ha morigerado el énfasis de sus afirmaciones, de sus calificativos. En el Ministerio Público existe una parecida, pero no la sustituye. Digamos que esa es la del Estado, y esta es la del Ministerio Público, en donde nos ocupamos de prevenir, de preparar, de capacitar a los jurados de votación, a los miembros de los partidos y campañas que hacen su proselitismo a los testigos electorales, y a que se cumpla estrictamente todos los ordenamientos jurídicos. En eso trabajamos muy de cerca con la Registraduría. Lo que pasa es que no había en la Procuraduría hasta hace un mes una procuraduría delegada para asuntos electorales, en 195 años de creada. La Procuraduría tiene nueva delegada para asuntos electorales. Foto:EL TIEMPONo puede ser, y entonces usted la creó…Claro, y ya la vengo implementando, ya este jueves tiene el primer evento de formación del recurso humano: Ministerio Público, Procuraduría, Defensoría y personeros. Estamos trabajando para llegar al territorio, al último rincón a través de los personeros, que son Ministerio Público. Entonces queremos hacer un acto responsable, coordinado con Contraloría y con Registraduría, para llevarle un mensaje a las personas de que aquí podemos entendernos. El domingo pasado estuvimos acompañando al Registrador en Vichada, en la elección de gobernador. Yo, de lo que vi en las horas que estuvimos allá, no hubo un solo incidente, no hubo una sola denuncia tramitada sobre delitos contra el elector o contra la transparencia electoral. No hubo un solo grito y se eligió al que tenían que elegir, al que ellos quisieron elegir y la autoridad ahí está para respaldar eso. No hubo necesidad de sacar fuerza pública. Hay civilidad. Lo mismo pasó en Putumayo hace dos meses. La gente también necesita ver al Estado allá con ellos y el Estado también son los organismos de control, pero también es la Policía, el Ejército, la fuerza armada que nos acompañó. Vamos a trabajar muy fuerte, estamos diseñando un plan, porque yo establecí dos columnas para mi trabajo. Una, diálogo para construir consensos, que es lo que venimos agenciando con todos los sectores. Y ahora que se hace muy necesario en este momento…Claro, es oportuno y ya hemos logrado como que otras personas también se metan allí. Y la otra es Procuraduría en las regiones, no solamente es para afuera de Bogotá, sino a escala regional, porque sigo insistiendo en que en Colombia algún día deberá llegar a configurarse como un Estado de regiones, no de departamentos. Pero ese es un tema más profundo y aparte, que ojalá no cause pugnacidad también. Pero mi trabajo es allá, con la gente, no encerrado aquí en Bogotá. Por eso todos los fines de semana hay una actividad por fuera, salgo, me meto con la gente, conozco, tomo decisiones.En la elección de Vichada llegaron unas denuncias de que un funcionario mío, de la Procuraduría, estaba incurriendo en indebida participación en política. Allegaron unas pruebas sumarias, iniciales, pero dicientes. Me tocó relevarlo del cargo sin contemplación alguna, porque yo tengo esa potestad. Como la tengo también para suspender a funcionarios públicos de cualquier nivel que se salgan de los cánones que evitan que se haga indebida participación. Y lo voy a seguir haciendo, pero también ahí va un mensaje: aquí no estamos jugando, aquí no estamos de alcahuetes. Aquí está Gregorio Eljach con su equipo para hacer cumplir las normas y responder por el encargo que me hizo el Congreso y que también me lo hizo el Presidente cuando me ternó. LEA TAMBIÉN Eso también hace parte de cuidar las elecciones, tener vigilancia interna, externa y garantizar que entre todos, entre toda la sociedad, se permita que ese proceso del 2026, que de todas maneras arranca con consultas este año, se lleve a buen ejercicio de democracia.Sí, ese es un interés que nos compete a todos, una obligación no solamente jurídica, sino moral, como colombianos. Nosotros los servidores públicos tenemos el deber de engrandecer las instituciones, no de deteriorarlas.Hay gente que dice que si hay muchos problemas de inseguridad, deberían aplazarse las elecciones. ¿Usted qué piensa de ese comentario?No, eso es renunciar a la necesidad y a la capacidad de resolver los problemas. Es como que si no hay para la comida, entonces no comamos, para que no muramos de hambre. No, hay que estar allí y tenemos fortaleza institucional para superar. Hemos pasado por peores épocas, momentos de tribulación institucional, pero siempre está la dirigencia y la sabiduría de la Constitución. Y tenemos también el respaldo de una sociedad disímil, pero que se une cuando toca emerger a defender su estabilidad, su propia existencia. Yo no creo, además, cuando uno aplaza una elección, está aceptando que lo derrotaron los contrarios a la elección, en este caso los violentos, y ese terreno no se lo podemos permitir. Procurador, un mensaje final de urgencia en este momento tan difícil para la sociedad colombiana.Tranquilidad, sosiego. Hay que seguir, porque ya comenzamos con los arzobispos que nos invitaron a su seno, seguir desescalando el lenguaje, la pugnacidad, el calificativo que no da lugar, atacando verbalmente a los demás, porque eso no es una causa inmediata, pero sí produce desazón. Cada quien se siente también autorizado a hacer lo mismo que hace un alto mandatario. Es tranquilidad primero, respeto por las instituciones, es el momento de las instituciones. Como se viene atacando al Registrador y a otros servidores públicos tratando de descategorizar su gestión. Yo, para no darle ese gusto a nadie que me descalifique, porque tengo mi propia dignidad, yo me he autodenominado ‘rapitendero’ de la Constitución. Yo soy el mandadero de la Constitución para que no me digan otra cosa peor. Redacción Justicia – @JusticiaET – justicia@eltiempo.com
‘La democracia no es imponer ni aplastar al otro, sino ponernos de acuerdo’: Procurador Gregorio Eljach
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