Los llamaban venatores. Eran un tipo especializado de gladiador que, desde el silo I a.C. en adelante, combatió en las arenas del Imperio Romano contra animales salvajes. Osos, leopardos, leones y ciervos se enfrentaban a hombres armados con espadas, lanzas y látigos, dando un sangriento espectáculo de masas. Hasta ahora, esto se sabía principalmente gracias a registros escritos y las escenas inmortalizadas en grandes mosaicos, encontrados desde Libia hasta Túnez. Imágenes en las que queda patente esta lucha salvaje. Pero una nueva investigación divulgada el miércoles presenta al mundo la primera evidencia esquelética de un gladiador mordido por un león en el período romano.Más informaciónArqueólogos de varias universidades —entre ellas la de Maynooth en Irlanda y el King’s College de Londres— extrajeron un esqueleto humano de lo que, se presume, es un cementerio de gladiadores a las afueras de York, en Reino Unido. Luego de varios análisis, los investigadores concluyeron que unas particulares marcas en la pelvis del muerto son, en realidad, las mordidas de un león. “Creemos que se trata de los restos de un gladiador que se enfrentó al felino en una arena de combate como parte de un espectáculo romano”, asegura Tim Thompson, profesor de antropología, y autor principal del estudio publicado en la revista PLOS One. Y añade: “Este descubrimiento proporciona la primera evidencia física directa de que los combates de gladiadores y los espectáculos con animales sucedieron, lo que redefine nuestra percepción de la cultura del entretenimiento romano en la región”.Relieve de mármol con un león y un gladiador.The Trustees of the British MuseumEl esqueleto es de un hombre de entre 26 y 35 años que fue enterrado en una tumba junto con otras dos personas recubiertas con huesos de caballo. El gladiador murió por las heridas de las dentelladas del felino y posteriormente fue decapitado, aunque no se sabe a ciencia cierta por qué. Las marcas en la pelvis de este individuo se cotejaron con las mordeduras de grandes animales, principalmente depredadores carnívoros, y coincidieron con las de un león tomadas en un zoológico. “Lo que más nos sorprendió fue que se trataba de león en Britania (nombre que daban los romanos a la provincia que ocupaba el centro y sur de la actual isla de Gran Bretaña), por lo que ahora no solo queremos saber sobre el espectáculo en sí mismo, sino sobre cómo los romanos obtuvieron ese león, cómo lo llevaron desde África hasta Europa y luego hasta York”, explica Thompson.Quien tiene algunas hipótesis sobre esto es John Pearce, doctor en arqueología, que también participó de la investigación. “Lo primero que hay que saber es que en esa época los animales se utilizaban principalmente para dos cosas”, escribe en un correo electrónico desde Londres. Primero, que los depredadores se enfrentaban a cierto tipo de gladiadores, o incluso entre sí. Por ejemplo, un toro contra un oso. Y segundo, eran verdugos en ejecuciones públicas de prisioneros y criminales. “Este ‘espectáculo’ era conocido como damnatio ad bestias (condena a las fieras), en el que la víctima era atada o se lanzaba desarmada a una jaula para enfrentarse a los animales”, señala Pearce. Esto se puede ver claramente en un mosaico romano de finales del siglo II a.C. conservado en el Museo Arqueológico de El Djem (Túnez).Una prueba contra el escepticismoSi bien en la Britania romana aún se conservan algunos restos de anfiteatros, son muy pocas las pruebas específicas que revelan lo que realmente sucedía allí dentro. “Se ha especulado con la posibilidad de que hubiera combates entre humanos y animales, con ejemplares que pudieron criarse o capturarse en la región, como toros u osos. Pero antes del nuevo análisis, la mayoría de los investigadores era muy escéptico ante la idea de que hubiera felinos en las arenas británicas”, apunta Pearce. Transportar a estos animales en buenas condiciones a través de los continentes presentaba un enorme desafío logístico. Pero parece que los romanos eran expertos.Lesiones en la espina ilíaca izquierda de los restos de un gladiador romano.Maynooth UniversityEl arqueólogo explica que lugares como York, con una importante fortaleza legionaria, estaban conectados con la Europa continental mediantes rutas por tierra y agua. Los caminos eran utilizados para transportar productos como granos, vino o aceite de oliva que abastecían a los ejércitos repartidos por la región. “Tras ser capturados —probablemente en el norte de África—, animales como leones y leopardos eran transportados por mar hasta Italia. Su traslado al norte de Europa probablemente se apoyaba en las rutas militares, utilizando carros y barcos”, detalla Pearce.El gran reto en este tipo de transportes era mantener a los animales con vida y en condiciones de luchar. Es probable, explica el experto, que los grandes felinos fueran transportados en jaulas y cajones con un enorme despliegue de mano de obra para su cuidado. A pesar de las precauciones, estos animales tenían una alta tasa de mortalidad debido al estrés del viaje. Pearce apunta que “algunos animales podían ser más dóciles si eran capturados de pequeños y se acostumbraban a la presencia humana, aunque esto también dificultaba el comportamiento agresivo en la arena, a menos que se sometieran al hambre o a provocaciones”.Ambos coautores dicen que su investigación “constituye una evidencia crucial para demostrar que este tipo de espectáculo romano tradicional tuvo lugar incluso en las regiones más remotas del imperio”. Probablemente, añaden, un león o un leopardo fueron una gran novedad y una pieza “teatral” efectiva. Sin embargo, agregan, aún deben reunir más pruebas para entender con qué frecuencia ocurrían estos eventos y cuál era su rol e impacto en la cultura popular.
La mordida de un león en los restos de un gladiador romano, primera evidencia directa de sus combates con animales | Ciencia
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