Sopla un airecillo muy agradable esta tarde a la sombra en las gradas superiores del teatro griego de Montjuïc, mientras abajo los técnicos preparan el escenario donde el próximo día 26 el estreno de Le Petit Cirque, el espectáculo inaugural, dará el pistoletazo de salida del festival de verano de la ciudad. La nueva directora del Grec, Leticia Martín (Granada, 47 años), se deja arrullar por el canto de las tórtolas en una pausa de la vertiginosa rampa de salida de su primera edición al frente del festival. “Tengo el cuerpo en la inauguración y la cabeza ya en el día después pensando en todo lo siguiente”, dice Martín que afronta con emoción e ilusión su festival de debut, su cita con el fauno. Más informaciónPregunta. El Grec es un festival que por sus características (verano, funciones al aire libre, programación singular, memoria) crea fuertes vínculos emocionales con el público. ¿Qué recuerdos tiene como espectadora?Respuesta. El Kronos Quartet con María Arnal en la inauguración del 2019, es lo que me viene a la cabeza. En teatro lo primero fue Les bruixes de Salem, de Andrés Lima, en la del 2016. Recuerdo mucho también el Calígula de Mario Gas al año siguiente. Llovía y tuvieron que parar la función hasta que el escenario se secara. P. Supongo que no imaginaba entonces que un día dirigiría el festival.R. No, pero me sentí muy involucrada. He hecho mucha producción escénica y tiendo a empatizar. En los espacios abiertos siempre tienes la preocupación por la lluvia. Son sobre todo los bailarines los que hacen sufrir más, porque son muy reacios a cancelar y pueden tener lesiones. Los músicos suspenden enseguida, para evitar que se mojen los instrumentos. Como momento especial recuerdo una puesta de sol espectacular en 2021 cuando se representaba La casa de los espíritus, dirigida por Carme Portaceli y que por su larga duración y para ceñirse a las restricciones de la pandemia se había adelantado a las 21 horas. He visto muchas cosas del Grec, e incluso algunas en el Lliure y el Mercat sin ser consciente de que eran parte del festival.P. Que viniera del mundo musical y no del específicamente teatral provocó sorpresa.R. La música siempre me ha condicionado, por mi formación, soy musicóloga, y el sonido es muy importante para mí. Mi madre dice que tengo oído de tísica, una sensibilidad especial. Pero he tenido vinculación con el teatro como productora y he trabajado en los Teatros del Canal. Y soy culturalmente omnívora. Mi llegada, desde el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, donde era adjunta a la dirección artística, sorprendió al principio, sí. Soy consciente de mis debilidades y desconocimientos pero no me representa la idea del director totémico así que he venido dispuesta a aprender lo que haga falta. Estamos en un mundo muy cambiante y no tengo problema para seguir esos cambios. P. ¿Le costó aterrizar en Cataluña? R. Solo puedo decir cosas buenas de Cataluña. Me llamaron para el Liceo. Llevo diez años aquí, esta es mi casa. Es cierto que 2017 fue duro, aquello de que parecía que o “estás conmigo o estás contra mí”, pero más humanamente que laboralmente. Nunca he recibido una mala mirada por no ser de aquí. En relación con la dirección del Grec, creo que he generado más dudas por venir del Liceo que de Granada. Por no pertenecer a ninguna de las familias teatrales catalanas.Al Grec quizá lo que le falta es creérselo, sacar pecho”P. ¿Qué debe ser el Grec?R. El Grec ya es. Quizá lo que le falta es creérselo. Sacar pecho. Ser consciente de lo que tiene, de su categoría. Eso es algo que no les pasa a otros festivales como Edimburgo, Aviñón o París. Pero la realidad es que el Grec ya es un festival atractivo para los ciudadanos de Barcelona y para la gente de fuera.P. ¿En qué proporción lo uno y lo otro?R. No me parece mal que esté especialmente dedicado a la gente de aquí. Vivir en Barcelona presenta muchas dificultades, por las obras, etcétera. Si hay algo que es un regalo para los ciudadanos ya está bien. Y hay que agradecer el apoyo y la confianza que siempre nos dan.P. ¿Se ha de ofrecer más teatro internacional o más del que se hace aquí?R. Son las dos patas, ya lo hemos dicho: el Grec es una ventana a lo que se hace en el mundo y da apoyo a la red local, proporcionando en muchos casos el empujón final para que algo se pueda ver. Hay que tener siempre un equilibrio. Y ser muy responsables con lo que se da, espacios y financiación. Eso obliga a estar decidiendo continua y cuidadosamente. P. ¿Qué importancia concede a la parte digamos experiencial del Grec?R. Sé que la vivencia del Grec, las noches en el anfiteatro, la memoria de los espectáculos, los encuentros, son cosas importantes, desde que llegué a Barcelona he podido experimentar eso yo misma, aunque no tenga tantas vivencias. ¿Romanticismo? Montjuïc es un sitio muy mágico del que creo que hacemos poco uso.P. ¿Qué opina del nuevo Festival Flaix de Tardor-BCN?, ¿competencia?R. Lo veo como algo positivo, algo que suma, nos obliga a tener más conversaciones, pero ya lo hacíamos con Temporada Alta, que son sus organizadores. P. ¿Cree que en los últimos años hay déficit de gran teatro internacional en Barcelona?R. No, no estoy de acuerdo. Es una sensación. Mi opinión, y vinculándolo a lo del romanticismo que decíamos antes, es que mucha gente tiene recuerdos muy buenos de cosas que vio hace veinte años, cosas muy buenas de artistas que quizá ya no están. Me parece que ahora toca descubrir cosas nuevas, sin desvalorar esos recuerdos. Pero siendo conscientes de que el mundo se ha hecho mucho más grande desde entonces, y de que hay nuevas generaciones. P. Tendrá sus recuerdos también. R. Sí, claro. Zero degrees, de Sidi Larbi Cherkaoui y Akram Khan o La trilogía de los dragones, de Lepage, o el Forests de Calixto Bieito en el Barbican. O, yendo más atrás, la primera vez que vi el Nederlands o que escuché el Concierto para piano número 1 de Tchaikovski. Pero soy poco mitómana, ¡aunque no digo que no me encantaría tener a Jacqueline du Pré tocando en el Grec si no estuviera muerta!P. ¿Tiene que marcar ser directora?, usted es solo la segunda mujer al frente del festival después de Elena Posa, que lo fue de 1988 a 1995.R. Me gustaría pensar que significa una manera de trabajar y hacer equipo. Pero en nuestro mundo de ahora con el auge de lo queer y lo fluido no tengo tan claro que hombres y mujeres debamos ser cada uno el 50 %. P. Propónganos un itinerario por la programación, sus favoritos. R. Vale, pero desde la consideración de que me gusta todo y lo recomiendo todo: Ihsane, lo nuevo de Sidi Larbi Cherkaoui, por el que siento una gran debilidad como he dicho (anfiteatro, 11 y 12 de julio); la Madre Coraje de Lisaboa Houbrechts (Lliure, 16 y 17 de julio); la nueva coreografía de Christos Papadopoulus (My fierce ignorant Step, Mercat, 12 y 13 de julio), Ligia Lewis con A plot/ A scandal en La Caldera (10 y 11 de julio), El monstre, de Josep Maria Miró, en la Beckett (3 al 27 de julio); Gegant, la obra en la que Josep Maria Pou encarna a Roald Dahl (Romea, 9 de julio al 3 de agosto); Guillem Jiménez y Luqiui Lagomarsino en el Antic Teatre (17 al 20 de julio); The hours, sobre Virginia Woolf, en el TNC (4 al 6 de julio), la conjunción Cunillé/ Albertí/ Oriol Genís en la Sala Atrium… P. Inaugura con circo, la inauguración se ha convertido en un momento en el que se pone mucho la lupa.R. Tiene algo de encuentro social, pero lo importante es lo que se ve en el escenario. Le Petite Cirque, de Marie y Yoann Bourgeois, es un espectáculo precioso de música, circo contemporáneo y danza, muy poético, me gusta la idea central que es el paso de las estaciones y el renacimiento. La protagonista es la cantante y compositora Pomme, muy conocida en Francia, con un cuarteto de cuerda y acróbatas.
Leticia Martín, directora del Grec: “He generado más dudas por venir del Liceo que de Granada” | Cultura
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