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Los tecnofeudales buscan la inmortalidad en una isla del Caribe

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En medio de la isla turística de Roatán, en el Caribe hondureño, y después de recorrer caminos descuidados de tierra, está Próspera, una especie de ciudad libre de impuestos con una gobernanza propia; un proyecto que se presenta como modelo de eficiencia burocrática y libertad para invertir. Asentado en un país, Honduras, que recientemente fue catalogado en un juzgado de Nueva York como un narco Estado, a esta Zona de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) han llegado científicos para hacer ensayos clínicos no aprobados por la Administradora de Comidas y Drogas (FDA por sus siglas en inglés) en busca de la eterna juventud.Próspera sigue operando y atrayendo a inversionistas millonarios a través de sus fondos de inversión e incubadoras de startups pese a que la ZEDE ha sido declarada inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia hondureña. Allí, los intereses de una élite global han encontrado un espacio para desarrollar no solo modelos de gobernanza al margen del sistema legal nacional, sino también una comunidad comprometida con el sueño de vivir para siempre, según reveló un reportaje del medio independiente Contra Corriente.Niklas Anzinger, un joven economista alemán, lidera el proyecto Infinita, una especie de “comunidad” que busca alargar la vida humana mediante tecnología y medicina avanzada, pero también traspasar al mundo real lo creado y organizado en el blockchain. En su visión, esto es simplemente dar a más personas el poder de la elección: quienes deseen vivir más tiempo, deberían poder hacerlo sin que las normativas tradicionales se lo impidan.Niklas Anzinger, fundador y director general de Infinita, en noviembre de 2024.Fernando Destephen (CONTRACORRIENTE)Próspera, la plataforma donde opera Infinita, es una suerte de “burbuja libertaria” que además de ser inconstitucional desde 2024, presume de funcionar mejor que el mismo Estado de Honduras, con mayor eficiencia burocrática, menos impuestos y con empresas aseguradoras y un sistema de fiduciarios que garantiza que todos los procesos se realizan de manera autorregulada. En esta ZEDE reina la opacidad. La información sobre las construcciones, los ensayos médicos, los inversionistas, los residentes y lo que allí sucede en general es privado.Roatán: entre el paraíso y el experimentoRoatán es una isla caribeña donde convive el turismo de lujo con una población local empobrecida, y donde la violencia que caracteriza a Honduras continental es menos determinante de las dinámicas sociales. Sin embargo, esa paz aparente esconde una contradicción: mientras el Estado hondureño no puede garantizar derechos básicos a la mayoría de su población, en su territorio se han instalado enclaves privados que funcionan bajo lógicas propias, impulsados por capitales extranjeros.La ZEDE Próspera no es simplemente una apuesta económica. Es un espacio ideológico donde se ensaya una nueva forma de poder, que fusiona lo empresarial con lo gubernamental. Aquí, el capital no solo invierte: legisla, regula, decide. Y en ese contexto, las reglas del juego ya no las define un parlamento, sino una junta de inversionistas.El surgimiento y persistencia de las tres ZEDE que fueron aprobadas en todo el país, incluso después de su declaratoria de inconstitucionalidad, pone de manifiesto la fragilidad institucional hondureña. A pesar de haber sido aprobadas durante el mandato de Juan Orlando Hernández, un expresidente hoy convicto por narcotráfico, estos proyectos sobreviven por su capacidad de atraer capital extranjero y por el respaldo que reciben de sectores empresariales internacionales vinculados a la tecnología, especialmente ahora por la cercanía de este círculo al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Billonarios como Peter Thiel, Sam Altman y Bryan Armstrong están conectados a organizaciones, empresas o fundaciones que impulsan y financian estos proyectos.Una de las entradas a la academia de Bitcoin en Roatán, dentro del complejo Pristine Bay.Fernando Destephen (CONTRACORRIENTE)¿Un modelo replicable?En Honduras preocupa, además, que la estructura ha vaciado de contenido la idea de soberanía. Mientras los hondureños no pueden decidir sobre el funcionamiento de las ZEDE, actores externos sí pueden definir su destino. Y lo que ocurre en esta isla caribeña no es un hecho aislado. Próspera es un modelo replicable en otros territorios con instituciones débiles, donde las élites globales encuentren espacio para imponer sus reglas. De hecho, la compañía ya ha anunciado su aterrizaje en el continente africano. Por su parte, Pronomos, la compañía que impulsora este tipo de proyectos con el apoyo de Peter Thiel, también está involucrada en los planes que Trump tiene para Groenlandia.En 2021, según la Organización de Zonas Económicas Africanas, había alrededor de 203 Zonas Económicas Especiales (ZEE) en África, de las cuales 73 estaban en desarrollo. El portal VC Info Docs, manejado por un grupo de académicos de Chicago, describe a los Estados en red como “una conspiración para formar un Estado nación dirigido por multimillonarios de la tecnología, organizados a través de una gran red de empresas de capital riesgo y startups. Muchas colonias, una nación”.Niklas Anzinger dice, sin embargo, que esto es todo lo contrario al colonialismo. “Todos los países necesitan inversión extranjera para generar riqueza. Eso (el colonialismo) es cuando otros estados u otras naciones, ya sabes, intentan obligar a las personas a hacer algo que no quieren. Esto es un negocio privado y sucede si lo quieres, todo es voluntario”, añade.Para él, Próspera es un lugar que hará aportes importantes a la humanidad. “Durante la mayor parte de la historia, la esperanza de vida no superaba los 30 años debido a enfermedades infecciosas. Hoy, gracias a la erradicación de muchas infecciones y los avances médicos, la esperanza de vida promedio es de 75 a 80 años. Un ejemplo es el Proyecto del Genoma Humano, que descifró el ‘lenguaje de la vida”, explica Anzinger, al compararlo con lo que él está impulsando en la ZEDE.Vista de la costa de la isla Roatán.Fernando Destephen (CONTRACORRIENTE)Ante los peligros de cierre, que podrían ser inminentes después de la inconstitucionalidad dictada por el Gobierno de Honduras, el economista alemán es optimista. Cree que pueden resistir hasta las elecciones de noviembre de 2025, cuando habrá un cambio de Gobierno. El Partido Nacional y el Liberal, de centroderecha, son las dos principales opciones de oposición, pero ninguno se ha pronunciado sobre lo que hará con las ZEDE de ganar la presidencia. Anzinger, sin embargo, también confía en que el Gobierno de Estados Unidos presione para que los dejen operar con garantías.“Las cosas han cambiado para bien a nivel geopolítico, porque la nueva administración en Estados Unidos defenderá los intereses de los estadounidenses en Honduras,” dice Jorge Colindres, un treintañero hondureño que oficia como “secretario técnico” de Próspera, un puesto equivalente al de gobernador, que no está reconocido por el Estado de Honduras. Sobre la posibilidad de que el Gobierno termine desmantelando las ZEDE, dice: “Sería básicamente una expropiación”.Poco antes de la asunción de Trump, la congresista republicana María Elvira Salazar posteó en su cuenta de X: “Mucho cuidado con expropiar las ZEDE en Honduras. En enero habrá un nuevo sheriff en el pueblo”. Fue una advertencia para el Gobierno hondureño que ahora se enfrenta a una demanda de casi 11.000 millones de dólares por parte de Próspera ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI por sus siglas en inglés), el mecanismo de arbitraje del Banco Mundial por su intento de desmantelar las ZEDE.Anzinger ha visto posibilidades de mudar su proyecto a otros países, como El Salvador, Paraguay, Uruguay o inclusive Argentina. Según dice, Infinita fue una de las primeras en promover ideas como el “aceleracionismo efectivo, procrecimiento y tecnooptimista”, que dialoga con los discursos del presidente argentino Javier Milei y el flamante colaborador de Trump, Elon Musk. “Yo podría estar haciendo negocios en Dubai, pero prefiero hacerlo aquí o en Latinoamérica, porque en Dubai ya todos son ricos, aquí mi trabajo tiene más impacto,” afirma. “En un año, las cosas pueden cambiar. La razón prevalecerá”.Esta es una versión del reportaje original publicado por la autora en Contra Corriente.


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