Con el ritmo de vida que prevalece hoy día, cada vez es más habitual que muchas personas opten por comer fuera de casa, y aunque no hay una cifra que nos permita conocer cuántos mexicanos comen en casa y cuántos no, sí es posible saber que en los últimos años gastaron más en comprar comida en espacios fuera del hogar.
Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024 y los resultados revelaron que en 2024, el promedio trimestral de gasto en alimentos fuera de casa fue de 3,896 pesos por hogar, 8.2% más que en 2022, cuando se ubicó en 3,268 pesos.
De acuerdo con la ENIGH, que se elabora cada 2 años, el rubro de carnes, con 3,247 pesos por hogar fue el segundo rubro en el que más gastaron los mexicanos en 2024, seguido de combustibles para vehículos, con 3 068 pesos por hogar.
Foto: Inegi
¿Por qué comemos fuera de casa?
Un artículo publicado en el boletín electrónico Obesidad desde una perspectiva cognitivo conductual, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) refiere que, no obstante que en la actualidad el consumo de comida callejera ha aumento de forma significativa en todas las regiones del mundo, se desconocen las razones de que ese consumo sea tan frecuente, incluso sin reparar en los riesgos a la salud que puede implicar, sin embargo, refiere que el estilo de vida es un factor que influye.
“En la actualidad, el estilo de vida moderno implica cambios en los hábitos de alimentación, por la vida acelerada, el estrés laboral, la necesidad de la preparación e ingesta de alimentos de forma ágil, rápida, sencilla, sin mayores complicaciones. Por lo que se visualiza un incremento en el consumo de comida preparadas fuera de casa”.
Asimismo, apunta que en América Latina prevalecen condiciones que favorecen un mayor consumo de alimentos preparados fuera del hogar, como una mayor congestión urbana y el recorrido de largas distancias para llegar al trabajo o al hogar.
En América Latina prevalecen condiciones que favorecen un mayor consumo de alimentos preparados fuera del hogar, como una mayor congestión urbana y el recorrido de largas distancias. Foto: Cuartoscuro
Comer fuera de casa se puede convertir en un gasto hormiga
Tal como lo reflejan los resultados de la ENIGH, consumir alimentos fuera de casa implica un desembolso de dinero que, si no está planificado, se convierte en un gasto hormiga.
Los desayunos, las comidas o las cenas, los antojos ocasionales y las golosinas fuera de casa son pequeños gastos que, junto con otros, contribuyen a mermar las finanzas personales, por lo que expertos en la materia sugieren eliminarlos del gasto diario y destinarlos al ahorro.