
Cuando alguien piensa en gafas inteligentes suele imaginar un dispositivo caro, incómodo y futurista. Quizá incluso le vengan a la mente las Google Glass, que hace una década prometían convertir las gafas en un ordenador de bolsillo capaz de ofrecer realidad aumentada directamente frente a los ojos, sin necesidad de mirar un smartphone. Sin embargo, la nueva generación de las conocidas como smart glasses se parece mucho menos a un dispositivo futurista y más a unas gafas normales: con el diseño de gafas tan populares como las Ray-Ban Wayfarer, permiten responder llamadas, grabar vídeos en primera persona, escuchar música sin auriculares o seguir las instrucciones del navegador para llegar a un destino concreto. Y si no dices que son unas gafas especiales, prácticamente nadie se da cuenta de que las llevas. Más informaciónMás allá del consumo y el ocio, esta tecnología se está aplicando también para optimizar determinados procesos profesionales o mejorar la vida de personas con ciertos problemas de salud. De accesorio tecnológico a ayuda auditiva Uno de los usos más interesantes de esta nueva generación de gafas inteligentes es la mejora de la audición. A diferencia de los audífonos tradicionales, ningún componente de las gafas se coloca dentro del oído, se ajustan desde una app y permiten reforzar voces y atenuar el ruido ambiente. Marcas como Nuance Audio (impulsada por EssilorLuxottica) ya han presentado sus propios modelos, que se venden en centros especializados, están clasificadas como dispositivo médico de clase IIa en la Unión Europea y destinados a usuarios con pérdida auditiva de leve a moderada. Otras startups exploran soluciones similares para quienes no necesitan —o no quieren— un audífono clínico, pero sí una ayuda en conversaciones, reuniones o entornos ruidosos. Uso profesional e industrial En fábricas, obras, hospitales o servicios técnicos, estos dispositivos funcionan como una herramienta de trabajo que permite acceder a información sin usar las manos ni apartar la vista de la tarea; en este contexto, el diseño pasa a un segundo plano frente a la funcionalidad, la resistencia y la integración con sistemas corporativos. Es precisamente en este campo en el que se han centrado en Google tras cancelar el proyecto Google Glass: ha aprovechado la tecnología para desarrollar una versión enfocada a entornos profesionales e industriales (fábricas, almacenes, mantenimiento y formación) que ya usan compañías como Boeing, DHL y GE, donde la visión en primera persona y el acceso a información con manos libres mejora productividad y reduce errores. Así, los técnicos utilizan este y otros modelos para recibir instrucciones de audio mientras trabajan, para supervisar los procesos o las labores de mantenimiento de forma remota y para formar a los futuros trabajadores. Aprendizaje con las manos libres Las gafas inteligentes también han comenzado a transformar la manera de enseñar y aprender, especialmente en entornos donde la interacción práctica y el acceso a información en tiempo real son cruciales. Al ofrecer información contextual directamente en la línea de visión resultan especialmente interesantes en materias técnicas o científicas, donde permiten a los estudiantes consultar instrucciones paso a paso mientras realizan un experimento; o visualizar diagramas, fórmulas o animaciones 3D sobre el equipo que están manipulando. Microsoft es una de las empresas que trabaja en este sentido con las HoloLens que, además, facilitan que los docentes supervisen y guíen a estudiantes a distancia de manera más interactiva que con otros métodos más tradicionales. Por último, en el campo de la accesibilidad, los expertos reconocen su gran potencial: pueden amplificar el sonido o lenguaje de señas en tiempo real, traducir texto escrito a voz, subtitular conversaciones para estudiantes con dificultades auditivas e, incluso, integrar alertas visuales o señales para estudiantes con déficit de atención.
Tres usos alternativos y muy prácticos que ya se le está dando a las gafas inteligentes | Tecnología
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