“Hola, mis loquitas tóxicas, vengo con otro tip muy tóxico para ustedes”, afirma una usuaria en TikTok. A continuación, explica cómo averiguar la ubicación de la persona con la que se mantiene una relación a partir de una story —una publicación que desaparece tras 24 horas—. Este y otros vídeos publicados en redes como TikTok, Instagram y Facebook enseñan a los usuarios cómo recibir notificaciones cuando su pareja se conecta a una red social, escuchar sus conversaciones sin su consentimiento, comprobar con quién interactúa, investigar posibles infidelidades o incluso ver los mensajes que ha eliminado. Los expertos advierten que estos trucos, lejos de ser inofensivos, pueden dañar la relación y, en el peor de los casos, acarrear penas de cárcel.“Controlar a tu pareja, revisar su teléfono, exigir sus contraseñas, seguirle los pasos o condicionar su libertad son formas de violencia psicológica”, asegura Laura Olmedilla Marcos. A esta psicóloga clínica, que trabaja en el gabinete Arturo Soria Psicólogos, estos “trucos tóxicos” le parecen “muy peligrosos”. Organismos como la ONU Mujeres y algunas leyes sobre violencia de género incluyen el control excesivo y la vigilancia tecnológica como formas de violencia psicológica.Más informaciónOlmedilla ha observado que muchas personas justifican este tipo de comportamientos porque “una vez les fueron infieles” o porque “el otro les hace dudar”. Pero destaca que no se trata de justificar el control, sino de sanar la inseguridad: “Si necesitas espiar o controlar a tu pareja, no es amor. Es ansiedad, herida, y a veces, experiencias negativas no resueltas”.En las pruebas realizadas por este periódico en TikTok desde diferentes cuentas, al buscar términos del tipo “trucos TikTok”, “trucos Instagram” o “trucos WhatsApp”, la red social ofrece sugerencias de búsquedas como “trucos tóxicos Instagram”, “trucos WhatsApp infiel”, “trucos tóxicos iPhone” y “trucos tóxicos TikTok”. Paloma Llaneza, abogada y articulista en EL PAÍS, considera que el uso de la palabra trucos supone la banalización de una conducta que, en sí misma, “es inaceptable”. Insiste en que no se trata de simples bromas o herramientas inofensivas, sino de “estrategias de manipulación digital que pueden destruir la privacidad y la autonomía personal”.Este periódico ha enviado a TikTok varios vídeos publicados en la plataforma y ha preguntado a la compañía si toma alguna medida para evitar la difusión de este tipo de contenidos y por qué motivo el buscador sugiere búsquedas sobre “trucos tóxicos”. Desde TikTok han asegurado que esos vídeos “cumplen las normas de la comunidad”. Pese a que han declinado hacer más comentarios al respecto, han facilitado herramientas de seguridad para los usuarios, incluyendo opciones para mantener la cuenta protegida y los parámetros de privacidad y seguridad establecidos en sus normas de la comunidad. Por su parte, Meta ha rechazado contestar a las preguntas enviadas por este periódico.Por qué se viralizan los “trucos tóxicos”Algunas publicaciones acumulan millones de visualizaciones. Por ejemplo, uno que muestra cómo averiguar dónde está la pareja a través de cámaras de seguridad supera los 5,6 millones de visualizaciones y los 768.000 ‘me gusta’. El éxito de este tipo de contenidos se debe a varios motivos, según Elena Daprá, psicóloga sanitaria especializada en bienestar psicológico y vocal de sección del Colegio oficial de la Psicología de Madrid: “El algoritmo premia lo polémico, el drama amoroso vende, se romantiza el control, existe inseguridad en las relaciones, la audiencia es joven y hay una falta de educación emocional”.Que este tipo de búsquedas sean tan populares dice mucho sobre las inseguridades y miedos que muchas personas experimentan en sus relaciones, según las expertas consultadas. Olmedilla menciona el temor al abandono, al rechazo o a la traición. Que todo esto se normalice y aumente la cantidad de personas que realizan estas conductas, induce tanto a que aumenten las probabilidades de sufrir desajustes emocionales, como estrés, ansiedad o depresión, como a que aumente la violencia y el maltrato en las relaciones”, afirma Beatriz Belmonte Cabezuelo, psicóloga, sexóloga y terapeuta de parejas. Además, señala que la falta de confianza en la pareja puede generar inseguridad, inestabilidad, bajo estado de ánimo, conflictos constantes, dependencia emocional y baja autoestima.No hay una fórmula mágica para manejar la inseguridad sin invadir la privacidad de la pareja. Las expertas consultadas coinciden en que la clave está en conocerse a uno mismo, fortalecer el mundo interior y construir la relación desde el diálogo. Daprá sugiere estrategias como trabajar en la autoestima, comunicar lo que se siente sin culpar, respetar los límites personales, identificar los propios detonantes, practicar la tolerancia a la incertidumbre y, si es necesario, recurrir a la terapia o al acompañamiento psicológico.Claves para protegerseEntre los “trucos” que se difunden en Instagram, Facebook y TikTok, hay algunos que explican cómo esconder un iPhone en cualquier lugar para escuchar conversaciones ajenas con los auriculares, extraer conversaciones completas de WhatsApp o Instagram, recuperar chats borrados, ver con quién interactúa más una persona, activar el control parental en su móvil, conocer su ubicación, saber si ha seguido a alguien nuevo o ver qué contenidos consume en redes sociales.Estos “trucos” están dirigidos tanto a hombres como a mujeres y, para realizar algunos de ellos, es necesario tener acceso físico al móvil de la pareja. Para proteger la privacidad incluso en estos casos, Josep Albors, responsable de Investigación y Concienciación de la compañía de ciberseguridad ESET España, recomienda utilizar contraseñas alfanuméricas o sistemas biométricos de cara a restringir el acceso a aplicaciones como WhatsApp, Instagram o TikTok. Estas opciones están disponibles tanto en el propio sistema operativo del móvil como a través de aplicaciones de seguridad de terceros.Desde el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) destacan que “en muchas ocasiones nosotros mismos podemos estar revelando información, como la ubicación, de forma no intencionada en nuestras publicaciones”. Además, advierten sobre la existencia de software de control remoto, con el que es posible acceder a información como la geolocalización, conversaciones o llamadas realizadas, entre otros datos. Para detectarlo, el organismo recomienda revisar las aplicaciones instaladas y eliminar aquellas que no se reconozcan o resulten sospechosas. En casos extremos, aconseja restablecer el dispositivo a su configuración de fábrica.A quienes directamente “dan permiso” a sus parejas para revisar todos sus mensajes y redes sociales, Albors les sugiere replantearse esta actitud: “Nunca sabemos con qué intenciones reales se requieren estas credenciales ni si esa será la pareja con la que pasaremos el resto de nuestra vida, por lo que es mejor prevenir para evitar posibles problemas”. El INCIBE aconseja actuar rápido si se ha compartido el acceso y luego se quiere revocar. Para ello, recomiendan cambiar contraseñas, activar la autenticación en dos pasos, cerrar sesiones activas, desvincular los dispositivos que la otra persona pueda usar y reforzar el bloqueo de pantalla con un patrón complejo. El organismo ofrece asesoramiento gratuito y confidencial en ciberseguridad a través del número de teléfono 017.Consecuencias legalesEl riesgo legal más grave al que se enfrenta una persona por espiar a su pareja con algunos de estos trucos es la comisión de un delito contra su intimidad, según el abogado especializado en privacidad Samuel Parra. El experto explica que este tipo de delitos pueden conllevar, en el peor de los casos, penas de prisión de hasta cinco años. “No son pocas las condenas que ya se han dictado en España por curiosear mensajes, correos electrónicos o chats de WhatsApp de la pareja”, advierte. Además, destaca que, incluso si no se llega al ámbito penal, puede haber consecuencias civiles: quien espía podría tener que pagar una indemnización por vulnerar la intimidad de su pareja.¿La situación es diferente cuando la pareja da su consentimiento? El consentimiento en estos casos es un concepto “extremadamente complejo”, según Llaneza. “La legislación y la psicología moderna reconocen que puede estar profundamente viciado por dinámicas de poder, chantaje emocional o violencia psicológica”, explica. La experta pone como ejemplo el contexto de la violencia de género, donde el “consentimiento” no suele ser libre ni informado: “El agresor puede utilizar estrategias de manipulación como el aislamiento social, la desvalorización progresiva y la generación de dependencia emocional”.La abogada destaca además que un acuerdo en pareja para revisarse el teléfono mutuamente puede encubrir graves dinámicas de control. “Desde una perspectiva legal y psicológica, estos pactos raramente son verdaderamente consensuados”, afirma. Generalmente, “representan estrategias de dominación donde una persona impone condiciones que cercenan la libertad de la otra”. Según explica, los tribunales analizan estos casos evaluando factores como la existencia de presión emocional, chantaje y el impacto psicológico en la víctima. “Un acuerdo así puede configurar violencia psicológica dentro de los delitos de violencia de género, independientemente de su apariencia de voluntariedad”, añade.Parra les ve varios problemas a este tipo de acuerdos . “¿Se va a hacer ese acuerdo por escrito? Porque si no, si la pareja espiada denuncia afirmando que no había dado el consentimiento, le va a tocar a la otra parte probar que sí tenía ese consentimiento”, señala. Además, lanza varias preguntas: “¿Dónde estarían los límites? ¿Puedo leer los mensajes de Whatsapp pero no los de Instagram? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Tengo que estar presente cuando se vaya a revisar el teléfono?”.Si la víctima quiere que intervenga la justicia, puede denunciar estos hechos en una comisaría. Parra recuerda que las consecuencias legales pueden ser muy graves para la persona denunciada. Por ello, en el contexto de una relación de pareja, el experto considera “más sensato” que una persona comience por expresar a su pareja la incomodidad que le causa que revise su actividad digital y pedirle que deje de hacerlo.En el caso de que se decida denunciar, Llaneza considera fundamental documentar meticulosamente las evidencias del espionaje. La experta subraya que “nadie, bajo ninguna circunstancia, tiene derecho a violar la intimidad de otra persona”. Añade, además, que “la idea de que, cuando te enamoras, te fundes con el otro, desapareces, y con ello tu intimidad y tu singularidad, es uno de los muchos engaños del amor romántico que nos ronda a las mujeres”.El papel de las redes sociales¿TikTok, Instagram o Facebook tienen algún tipo de responsabilidad? La Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones (Communication Decency Act) protege a las plataformas tecnológicas de ser responsables por los contenidos que los usuarios publican. Así lo indica Llaneza, que señala que esta ley originalmente estadounidense se ha incorporado en Europa a través de la Directiva de eCommerce y la Ley de Servicios Digitales.“El problema con estos trucos es que es complicado que la red social los considere como manifiestamente infractores desde un punto de vista legal”, afirma Parra. Ahora bien, el abogado considera que, desde un punto de vista moral, las redes sociales sí deberían aplicar medidas para evitar que estos contenidos se propaguen. Especialmente, teniendo en cuenta que “son conscientes de que en muchos casos están siendo consumidos por menores de edad, que aún están en pleno desarrollo personal y vital y pueden llegar a recibir el erróneo mensaje de que esas conductas son lo normal”.
“Trucos para personas tóxicas”: por qué se viralizan los vídeos para controlar a tu pareja | Tecnología
10 min
